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Alternativas Contra el Cancer
La Ley de Hierro del Cáncer

Descubierta por el Doctor Ryke Geerd Hamer, y verificada el 9 de diciembre de 1988 en la Universidad de Viena Austria.

Hasta el momento, la investigación médica sobre el cáncer ha orientado su búsqueda sobre el lugar de implantación del tumor: pulmón, hígado, senos, huesos, etc. El problema planteado era:

¿por qué las células del organismo empiezan bruscamente a proliferar de forma anárquica?
¿Virus?
¿Agentes externos tales como tabaco, productos químicos en la alimentación, etc.?

El tratamiento se ceñía en encontrar nuevos medios para detener la proliferación
celular: operaciones, rayos X, cobalto, quimioterapia...

El Doctor Hamer retoma el problema desde otra perspectiva. A partir de su propia experiencia -tuvo un cáncer-, y de la de los enfermos que a su cargo, ha constatado a través de los años que siempre hay un síndrome bien determinado en el origen del cáncer, y no tan solo un estrés cualquiera. Se precisa un poderoso detonante, un choque psíquico brutal, que el paciente siente como el mayor suceso de su vida; un conflicto agudo y dramático, vivido en aislamiento psíquico. A este síndrome inicial, que él ha descubierto y verificado cuidadosamente en cada uno de los miles de casos examinados hasta el presente 11.000 en 1988), le ha dado el nombre de Síndrome Dirk Hamer (S.D.H.), retomando el nombre de su hijo Dirk cuya trágica muerte en 1978 fue el origen de su propio cáncer.

La experiencia de estos miles de casos individuales, diagnosticados y tratados en el transcurso de los últimos años, lo ha conducido a desgranar poco a poco las constantes, y a formular una ley, que se verifica siempre de forma precisa, la Ley de Hierro del Cáncer, y que no ha sido nunca rebatida. Esta ley, de la que el Síndrome Dirk Hamer es la pieza clave, el eje principal, se enuncia como sigue:

Todo cáncer se inicia por un Síndrome Dirk Hamer, es decir, por un choque extremadamente brutal, un conflicto agudo y dramático vivido en el aislamiento, y percibido por el paciente como el más grave que jamás haya vivido.

Es el grado subjetivo de conflicto, la forma en que el paciente lo ha experimentado en el momento del Síndrome Dirk Hamer, su matiz, lo que determina:

el Foco de Hamer, es decir, la zona específica del cerebro que bajo la influencia del choque psíquico, sufre una ruptura de campo y da las directrices anárquicas a las células del órgano dependientes de esta zona. La localización del cáncer en el organismo.
Hay una correlación exacta entre la evolución del conflicto y la del cáncer, en su doble nivel cerebral y orgánico.

Si el conflicto se complica con nuevos conflictos secundarios (por ejemplo, la angustia de saber que se tiene un cáncer), una nueva zona del cerebro puede resultar afectada, y un nuevo tumor aparecerá en el órgano correspondiente (lo que en medicina clásica se denomina metástasis). Una vez que el conflicto desaparece, la zona cerebral afectada deja de dar órdenes anárquicas. Reanuda su trabajo sobre el campo tal como lo realizaba anteriormente. Las células cesan en su anárquica proliferación. Se detiene el cáncer.

Tras la suspensión del conflicto, la zona perturbada del cerebro tarda un cierto tiempo en recuperarse. Para sanar, se rodea de un edema intra y perifocal. Es este edema, visible en el escáner, lo que ha permitido al Doctor Hamer localizar con precisión qué zonas habían sido afectadas por cada tipo de conflicto, y qué órganos correspondientes resultaban alcanzados.

Al final del conflicto, el cerebro ordena igualmente la regeneración del órgano enfermo. El tumor se repara (edema peritumoral, ascitis, derrame pleural, pericárdico), se enquista, se modifica en función de su localización, sea a
través de una contracción cicatricial (senos, abdomen), sea por reconstitución (recalcificación de las lesiones osteolíticas), sea por expulsión (cavidad bucal, recto, vagina, etc.)

La fase de reparación, de curación, dura exactamente el mismo tiempo que la fase de conflicto. Si durante esta fase se produce una recaída del conflicto, la fase quedará prolongada. Este período de reparación transcurre con fatiga, dolores y edemas, síntomas estos que pueden suavizarse según la terapia preconizada por el Doctor Hamer.

Una vez finalizada esta fase de curación, que se desarrolla sincrónicamente a triple nivel psico-cerebro-orgánico, la tumefacción local debida a la edematización cerebral desaparece y nuestro organismo recupera la salud. Laboriosamente descubierta en el transcurso de los años a través del método empírico, la Ley de Hierro del Cáncer permite hoy en día abrir varias puertas.

En efecto, el Doctor Hamer ha podido constatar que la leucemia se conforma exactamente a esta ley: tiene por origen un grave conflicto de desvalorización
de sí mismo. En tanto no se trate de un traumatismo cerebral, de una malformación congénita, la crisis epiléptica es, por así decir, una oscilación
brutal simpaticotónica a fin de frenar una edematización excesiva producida por la vagotonía.

El infarto de miocardio se desencadena siempre en el transcurso de la fase consecutiva a la solución de un conflicto territorial, siempre que este conflicto haya tenido una duración de por lo menos dos o tres meses.
Actualmente, existe ya un gran número de enfermedades que pueden deducirse de la Ley de Hierro: esclerosis de placas, Parkinson, poliartritis, diabetes, eczema, asma, zóster, úlcera, depresión nerviosa, enfermedad mental, etc. Siempre hay un conflicto de matiz muy preciso tras cada una de estas enfermedades, y la curación es posible tras liberarse del conflicto.

Gracias Free News
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Sobre la Nueva Medicina

Se llama Nueva Medicina a una serie de conceptos descriptos por un médico alemán, el Dr. Rike Hamer, a comienzos de la década del 80, que nos permiten una evaluación distinta del origen y del proceso de la enfermedad y que nos propone un profundo cuestionamiento a la relación entre el enfermo y el médico.

En éste breve artículo, sólo tomaremos una parte de los conceptos de Hamer para tener un acercamiento a ésta propuesta que muchos definen como la medicina del futuro.

Hamer describe una triple relación entre: 1) ciertas zonas cerebrales (sólo visibles en una tomografía de cráneo); 2) determinados conflictos que tienen que ver con las crisis de supervivencia (llamados conflictos biológicos) y 3) los órganos comandados por las zonas cerebrales descriptas.

Es a partir de ésta triple relación, que puede hacerse con una tomografía de cráneo sin contraste (y muchas veces sin recurrir a biopsias o estudios cruentos) un diagnóstico del órgano enfermo, el tipo celular involucrado, su evolución (en algunos casos, puede prevenirse hasta con 15 días de anticipación un infarto), su antigüedad, el colorido del conflicto que ha producido la enfermedad (lo que orienta al tipo de terapéutica a realizar a ése nivel) y otro tipo de informaciones que ayudan a la evaluación y a la elección del tratamiento.

A pesar de lo atractiva de ésta posibilidad, no es éste el punto crucial de la Nueva Medicina, sino entre otros, lo que Hamer llama la quinta Ley sobre el sentido biológico de cada enfermedad. Entender la historia de los llamados conflictos biológicos, apoyados en una comprobación técnica cual es la tomografía cerebral, es de una ayuda inestimable en un momento evolutivo en el cual el paradigma científico sigue siendo necesario.

Veamos un poco más.

La conciencia ha sido definida como la capacidad que tiene un ser vivo de percibir información, analizarla y emitir una respuesta adecuada. En los llamados animales inferiores( la escala evolutiva de los vertebrados comienza en los peces, sigue con los anfibios, reptiles, aves y mamíferos, entre los cuales estamos), la conciencia les permite dar respuesta a necesidades básicas como la alimentación y la reproducción. A medida que la evolución avanza, las respuestas se hacen cada vez más complejas. Con la adquisición del lenguaje, la cultura y el aprendizaje se adquieren conductas muy elaboradas. Cuando un animal se ha atragantado con un trozo de carne que no puede digerir ni expulsar, se enfrenta a una crisis de supervivencia (se ahoga). Su cerebro ordena producir mayor cantidad de células en el tubo digestivo que a su vez elaboran mayor cantidad de jugos que permitan digerir el trozo de carne. Es una conducta programada en el cerebro ante una crisis de supervivencia. Si el proceso se mantiene, el órgano se enferma (esofagitis, gastritis, cáncer de estómago).

El cerebro no distingue entre lo concreto y lo simbólico. En el ser humano, el trozo de carne atragantado que es capaz de activar un programa de supervivencia(que no es otra cosa que la enfermedad) es sustituido por la traición de un amigo, los conflictos familiares o laborales o cualquier otro que sea indigerible. La civilización actual es una fuente inagotable de conflictos biológicos y las respuestas para adaptarse a éstas nuevas situaciones son francamente escasas.

Para que la traición de un amigo se convierta en un conflicto biológico y no en el usual conflicto psicológico que vivimos cotidianamente, debe tener ciertas características que Hamer ha desarrollado en sus trabajos.

En el caso de una madre que va paseando con su hijo y éste se suelta imprevistamente de su mano, la vivencia que predomina en el hecho, podrá afectar distintos órganos. Si lo vive como una pérdida que tiene que ver con la preservación de la especie, afectará el ovario (quistes, tumores). Si lo que predomina es la vivencia del ataque al territorio arcaico (el nido), se enfermará la glándula mamaria izquierda (si la mujer es diestra). Si afecta su valoración como madre, producirá descalcificación en la cabeza del húmero izquierdo.

El miedo frontal producirá agrandamiento de los ganglios del mediastino. El miedo amenazante que viene por detrás producirá glaucoma.

Los conflictos de ataque a la propia integridad, tendrán que ver con las lesiones de la dermis (melanomas). La resistencia a una situación con la diabetes. La suma de un conflicto de frustración con otro de separación o de invasión de territorio, generarán una sintomatología depresiva.

La profundidad de los estudios de Hamer hacen que el acto médico sea un hecho científico y no una moda fundada en estadísticas. Una enfermedad (cualquier enfermedad) puede ser curada si realmente se sabe qué es. Si no se sabe qué es, sólo se la intenta eliminar. La raíz latina de curar es todo lo contrario. Curar es hacerse entero.

El hombre moderno se ve enfrentado a nuevas enfermedades. Las respuestas que vienen desde la medicina no alcanzan para entenderlas ni superarlas. Los conceptos que trae la Nueva Medicina, permiten sospechar que el orden médico reinante tiene serias deficiencias en su concepción de la enfermedad, que haría imposible afirmarse como terapeuta en los nuevos tiempos. El cáncer y el sida son llamados de atención que hablan de la dificultad de entender lo que la propia naturaleza del hombre produce.

Y necesitamos hablar del cuerpo, del alma y del espíritu. Hamer hace un llamado a los médicos "de manos calientes" para ejercer una verdadera medicina sagrada.

AAMEPSI

¿QUIÉN ES EL DR. HAMER?

El Dr. Ryke Geerd Hamer nació en Frisia (Alemania) en 1935, en el seno de una familia de pastores protestantes. A los 18 años, tras finalizar el bachillerato, inicia estudios de medicina y de teología en la Universidad de Tübingen, donde
conoce a una estudiante de medicina que acabará por convertirse en su esposa, Sigrid Oldenburg. Con 20 años aprueba el examen preliminar de medicina y un año después contrae matrimonio en Erlangen, donde aprueba su licenciatura en teología.

En 1959, con 24 años Ryke Geerd Hamer aprueba el examen estatal de medicina de Marbourg. Paralelamente a sus estudios de medicina estudió doce semestres de la
carrera de física, si bien no llegó a efectuar el examen, y es licenciado en Ciencias Médicas, en las especialidades de Psiquiatría y Pediatría.

En 1961, obtiene el grado de Doctor en Medicina, trabajando durante varios años en clínicas universitarias de Tübingen y de Heidelberg, donde ejerce también la docencia. En 1972 el Dr. Hamer se especializa en medicina interna, y ejerce
también en compañía de su esposa, la Dra. Sigrid Hamer, realizando investigaciones sobre la «angiometría de los tumores cerebrales».

Ha obtenido el diploma de especialista en enfermedades internas del Hospital Universitario Alemán, y también el diploma de radiólogo. Tiene además, desde siempre, un hobby singular: patentar inventos. Por ejemplo, dentro del marco de la cirugía plástica, el escalpelo eléctrico Hamer, que
permite operar de forma atraumática, cortando casi 20 veces más finamente que un bisturí, y una sierra especial para las intervenciones ósea.

Tiene además patentados una couchette para masaje que se adapta automáticamente al contorno del cuerpo y un aparato que permite el diagnóstico serológico transcutáneo. El Dr. Hamer recibió durante largos años el respeto y la admiración de sus colegas, y la estima de sus numerosos pacientes.

Su carrera profesional e investigaciones -clásicas y ortodoxas-, reforzaban día a día su posición de
reputado especialista. A las 3 de la madrugada del 18 de agosto de 1978, ante el pueblo de Cavallo (Córcega) y en el transcurso de una fiesta celebrada en una nave, un aristócrata italiano, el príncipe Alberto de Saboya, dispara, sin motivos ni causas aparentes, contra una persona desconocida que dormía en la cubierta de un barco
cercano.

Esa persona era Dirk Hamer, de 19 años, uno de los hijos del Dr. Hamer. Dirk Hamer fue trasladado todavía con vida a Munich, falleciendo cuatro meses después, el 7 de diciembre de 1978, en Heidelberg. La trágica muerte de su hijo unida a las dificultades de la investigación judicial que se llevó a cabo, y al desarrollo de un complicado proceso
posterior, afectan profundamente a la familia Hamer.

El Dr. Hamer desarrolla al cabo de cuatro meses un cáncer de testículos, en tanto que su esposa, la Dra. Sigrid Hamer, recae consecutivamente en varias enfermedades cancerosas hasta fallecer, el 12 de abril de 1985, a causa de un infarto agudo de miocardio. A partir de la muerte de su hijo y del desarrollo de los cánceres en él mismo y
en su esposa, el Dr. Hamer inicia su investigación y emite la hipótesis de que tanto su cáncer como el de su mujer pueden estar relacionados con el brutal conflicto que vivieron en el más completo aislamiento, y que él percibió como el acontecimiento más grave que le había ocurrido.

Sus estudios e investigaciones le llevaron a formular lo que él ha denominado la Ley de Hierro del Cáncer, piedra angular alrededor de la cual se articula toda la Nueva Medicina.

En octubre de 1981 presenta la tesis sobre su descubrimiento en la facultad alemana de Tübingen, y el tribunal médico le coloca ante la alternativa de
abjurar de su tesis o abandonar inmediatamente su trabajo clínico en la facultad.

En mayo de 1982 la Universidad de Tübingen le devuelve sus documentos de trabajo sobre las correlaciones entre psiquismo y cáncer, sin haber efectuado ninguna
verificación. En 1986 la dirección del distrito de Coblence entabla un proceso para condenar al Dr. Hamer y prohibirle el ejercicio de la medicina por, textualmente, «no
querer abjurar de la Ley de Hierro del Cáncer y no asumir las tesis convencionales sobre el cáncer».

Desde 1986 el Dr. Hamer no puede ejercer el derecho de atender un enfermo. El veredicto queda confirmado en sesión única en 1990. Se prohibe cualquier proceso de revisión, y se declara al Dr. Hamer como no poseedor de las facultades de control de sí mismo, declarándosele incompetente para juzgar las necesidades de tratamientos contra el cáncer.

En 1986 un tribunal condena a la Universidad de Tübingen a reabrir el proceso de inhabilitación. Silencio hasta 1994. El 3 de enero de 1994, se pronuncia la ejecución del veredicto, ¡acontecimiento único en la historia de la
universidad!. Ni siquiera con un retraso de 13 años es posible que esta universidad verifique la Nueva Medicina.

El 22 de abril de 1994 declara que: «no está prevista la verificación en el marco del proceso de habilitación».
El 21 de julio de 1988, el tribunal de primera instancia de Coblence cita al Dr. Hamer a comparecer ante la cámara correccional del tribunal, para someterle al examen del profesor Horn, director del hospital psiquiátrico regional.

El intento de internarlo a la fuerza en una institución psquiátrica fracasa. El 9 de diciembre de 1988, el profesor titular de la cátedra de cancerología de la Universidad de Viena, Dr. Jórg Birkmayer, efectúa la verificación de su
ley, siguiéndole verificaciones posteriores realizadas por equipos médicos de Munich, Chambéry, Austria...

El 24 de junio de 1992 se realiza la verificación oficial por la Facultad de Medicina de Dusseldorf, firmada por el profesor Dr. E. A. Stemmann. Los intentos de desprestigio y desacreditación del Dr. Hamer y de sus descubrimientos, (expuestos como Nueva Medicina), han sido constantes desde esa fecha. Sin embargo, el 21 de mayo de 1997 el Dr. Hamer fue arrestado.

Tras pasar un día en el calabozo, la juez Nagel, en Colonia (Alemania) decidió su encarcelación basándose en tres puntos:
*haber infringido la ley de práctica médica.
*no atenerse a razones (¿debe abjurar de sus convicciones para que le dejen libre?).
*que existía el temor fundado de que se «fugase» al Estado español.

Según resolución judicial, el Dr. Hamer «podía ser visitado en prisión media hora dos veces al mes, previa solicitud, y a ser posible, en grupo». Medidas inconcebibles ya que se le trata como a un peligroso criminal...

Los descubrimientos del Dr. Hamer están expuestosbrevemente en algunos de los artículos que siguen. La verificación -o refutación- de sus tesis y supuestos queda en manos de los científicos y médicos competentes.

A pesar de ello, la prensa y medios de comunicación en general no han escatimado los epítetos insultantes en relación al Dr. Hamer, y el COMB (Colegio Oficial de Médicos de Barcelona), que tiene abierto expediente a los «seguidores» del «método» Hamer, porque «las teorías del doctor Hamer no han estado nunca sometidas a los debates y a las pruebas a las que se someten las hipótesis, los presuntos descubrimientos y las nuevas propuestas terapéuticas que realiza la comunidad científica» (Diario Médico, 19 de septiembre de 1995), no ha hecho mucho más que sumarse a las voces de descrédito, sin querer afrontar el reto de «someter al debate» y a la verificación las tesis expuestas en la Nueva Medicina por el Dr. Hamer.

Si ellos no lo hacen ¿quién se supone que debe hacerlo?.

O es que, tal como los cancerosos pintaron en 1956, en los muros del Hospital de Villejuif de París:

«Del cáncer vive mucha más gente de los que morimos».

Gracias Free News
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Entrevista al Dr. Ryke Geerd Hamer

Colonia, Alemania, 5 de mayo de 1996.
Entrevista al Dr. Ryke Geerd Hamer.
Por Ana Pena (Periodista).

Ana Pena: A principios de abril la prensa austriaca destacó que la pequeña Oliva Pilhar (cuyo caso, no siempre tratado adecuadamente por los medios de comunicación, ha sido seguido atentamente desde el Estado español) había salido
del Hospital de Viena, donde se le aplicaba, contra la decisión de sus padres, tratamiento oncológico convencional.

Se enfatizaba que la niña estaba curada y en buen estado de salud. Vd. que conoce bien su caso, ¿Considera ciertas estas informaciones? ¿Cuál es la verdadera y real situación de la pequeña austriaca, en este momento?.

Doctor Hamer: Olivia fue dada oficialmente de alta el 27 de marzo por los médicos del Hospital Infantil de Viena, aunque, en realidad, estaba tan enferma como antes.

La Nueva Medicina nunca presentaría como curada a una criatura que, ahora, sólo tiene un riñón, cuyo peso es tan bajo como el de un moribundo, con los miembros casi paralizados, que ha resuelto su carcinoma de hígado (después de haber presentado cavernas y tuberculosis, en curación) pero aún está en la fase de cirrosis y que, además, tiene un músculo del corazón tan fino que apenas
desarrolla un 30% de su rendimiento y cada día que pasa, tiene el riesgo de que se desgarre.

Si a mí se me ocurriese decir que la niña, en esta situación, está curada me tacharían, con razón, de loco.
Y es que, según las propias estadísticas oficiales, los pacientes tratados con quimioterapia, opiaceos o radioterapia fallecen, en el 98% de los casos, antes
de transcurridos 7 años del tratamiento... y el 95% en los 5 años siguientes al mismo.

Que con datos como éstos se hable de éxitos en oncología resulta engañoso. Si nos atenemos al Boletín Oficial Alemán de enero del 96, las grandes Clínicas hacen un control y seguimiento del 5% de enfermos. De éstos, apenas constatan éxitos tras la aplicación de quimioterapia en un 0,5%.

Ana Pena: También se ha publicado que la judicatura austriaca ha retirado la orden internacional de detención contra Vd. ¿Cuál es su situación actual al respecto? ¿Todavía se achaca a su Nueva Medicina las muertes de pacientes que no han tenido ni siquiera contacto con ella?

Doctor Hamer: Efectivamente, Austria ha levantado la orden de captura internacional contra mí, aunque mantiene una orden de captura nacional. El Fiscal General del Estado austriaco ha afirmado recientemente que la Nueva Medicina se basa en muertes de personas.

Como ocurre en España, en Austria tampoco se quiere probar mis descubrimientos. Entonces, se habla sin saber. Si
las personas no se tratan previamente con quimio, radio o morfina, si sólo siguen y comprenden la Nueva Medicina, sobreviven en un 95% de los casos, al revés que la medicina convencional.

Pese a ello, se dice que la Nueva Medicina se sustenta de muertes, mientras se silencian los datos oficiales de mortalidad con los tratamientos convencionales... A partir de ahí, la justicia austriaca quiere prohibir a los médicos que trabajen con la Nueva Medicina ¡y amenaza con
castigarlos con años de cárcel incluso! También en España, según me han comentado, ha habido problemas con los médicos a los que presionan para que abandonen la Nueva Medicina... Pueden recurrir a cualquier otra terapia, la que
sea, ¡menos la Nueva Medicina!

Ana Pena: Tras la campaña desencadenada contra Vd. desde el verano del 1995, en el Estado español hay una demanda creciente de información sobre sus descubrimientos pero, paralelamente, no se encuentra una comprensión profunda al
mismo nivel, no tanto entre los pacientes sino entre sus familiares y, sobre todo, entre la clase médica más convencional.

Doctor Hamer: Hoy en día hay una forma de dictadura distinta de las habidas hasta ahora, en cualquier otra época. Se trata de la «dictadura» del poder de los medios de comunicación... Y hay quienes se permiten, amparados en ese «poder» mediático, escamotear y pasar por alto un debate científico... Así, se puede impedir durante 15 años que se comprueben estos descubrimientos rectamente y de buena fe.

Sólo se necesita una campaña de «caza de brujas» en la prensa para que la gente piense que la Nueva Medicina (N. M.) está equivocada. No hay error en estas cinco leyes de la Naturaleza.

Y eso es la Nueva Medicina, que no se basa en hipótesis como la medicina convencional. Esta medicina no está
sustentada por ninguna ley natural que sea comprobable científicamente. Pero la Nueva Medicina sí se puede comprobar y, pese a ello, con ayuda de cierta prensa,
se hace esta campaña de desprestigio catastrofista y calumniador... Y, lo que es más importante, entretanto siguen muriendo muchas personas.

En la historia se han cometido crímenes en algunas épocas, incluso recientes, en Alemania, Rusia... En aquellos momentos, algunos podían decir que «no los conocían»...

Pero, ahora y aquí, sí se sabe. Las autoridades médicas, catedráticos, etc., han tenido la oportunidad de conocer y saber exactamente lo que se dirime de aquí, pero no quieren afrontar una discusión objetiva. Yo sí quiero ese debate
profesional y serio.

Ocurre que, como no tienen fundamentos ni argumentos para
esgrimir en contra, por eso rehusan, deniegan esta posibilidad sistemáticamente.

Ana Pena: El peso cultural y social de la visión actual, dominante en Occidente, ¿Es un handicap para reconectar con nuestra biología, entendida como un todo, psique-cerebro-órgano? Las llamadas culturas «primitivas» ¿Tienen ventaja en este sentido?.

Doctor Hamer: No es que nuestra civilización sea un obstáculo importante para comprender bien esta Nueva Medicina en sus tres niveles -psíquico, cerebral y
orgánico- de modo natural. Es verdad que esta civilización se ha distanciado mucho de las circunstancias biológicas, codificadas en nuestro cerebro, y que no se pueden cambiar, pero, hoy por hoy, lo que ocurre es que el verdadero
impedimento está en el poder, el mismo en toda Europa y con las mismas estructuras.

Desde ahí, se quiere impedir que la persona pueda ser más libre, a través de la Nueva Medicina, puesto que, en el momento en que la persona comprende bien esta vía no se deja manipular como querrían esos círculos que pretenden concentrar poderío para manejar a todos los demás.

Ana Pena: ¿Cuál es su actitud ante esta pseudo-polémica?.
Doctor Hamer: Si tuviese la oportunidad de explicar bien, en algún momento, como son las relaciones y fundamentos de las Leyes Biológicas para dar a conocer correctamente la Nueva Medicina, y sus bases científicas naturales, en lugar de tanta polémica, las personas podrían enterarse, conocerla bien y ponerla a prueba; y, en cuanto tuviesen una mínima experiencia, verían que es así de clara
y lógica.

En vez de ello -lo que sería bastante sencillo y fácil- se levanta esta «polvareda» en los medios que no tiene nada que ver con una discusión científica seria. Si algún medio se ofreciese a hacerlo sería muy clarificador.

Pero no es así. Se sabe que la Nueva Medicina restaría fuerza a determinadas pretensiones de dominio del mundo.
Ana Pena: ¿Cuáles son, sintéticamente, los fundamentos de esta Nueva Medicina?.

Doctor Hamer: Explicar, brevemente, lo que es la Nueva Medicina, supone aclarar que se fundamenta en 5 Leyes Biológicas Naturales, no en hipótesis.

La primera Ley es la Ley «férrea» del cáncer, que nos dice cómo se produce la enfermedad, cómo cursa todo el proceso en los 3 niveles del ser y cómo se puede diagnosticar en esos mismos niveles.

La segunda Ley es la que explica las dos fases de las llamadas enfermedades:

la primera, la fase activa, en la que el cuerpo está «frío», con estrés simpaticotónico... Y la segunda, cuando el conflicto biológico se soluciona, fase caliente, de vagotonía, en la que el cuerpo se va recuperando y regenerando. Esta fase, antes considerada como la «de estar enfermo», es la fase de solución, en la cual se está regenerando el organismo.

La tercera es la Ley ontegénetica de los tumores y equivalentes al cáncer. Resulta complicado explicarla de forma abreviada pero, básicamente, es la que sustenta toda la Nueva Medicina desde el punto de vista de la ontogenia, de la historia de la evolución del ser, su relación con los tres niveles antes mencionados, cómo cada órgano está ligado al relé cerebral correspondiente y cómo se puede apreciar todo el proceso en el cerebro y en el órgano
simultáneamente, aunque el psíquismo, lógicamente, no es tan sencillo de observar.

La cuarta Ley biológica de la naturaleza es la del sistema ontogénico de los microbios, a partir de la cual cambia totalmente la actual creencia de que los microbios son perjudiciales. Desde luego, para la Nueva Medicina no hay esas categorías de «maligno» o «benigno», son categorías casi morales, más propias del Antiguo Testamento. Esa visión de cánceres y microbios «malignos» no es
precisamente biológica.

Y, por fin, la quinta Ley es la de la comprensión de que la llamada «enfermedad» no es más que un proceso lleno de sentido que se comprende a través de la evolución del ser, un programa especial que pone en marcha la naturaleza. Esta
es realmente la quintaesencia de la Nueva Medicina, la que le da pleno sentido.

Esta perspectiva, comprensible y lógica, resitúa nuestra visión de las «enfermedades»; lo que eran simples malestares y estorbos resulta que son esos programas especiales llenos de sentido que nos brinda la madre naturaleza. A través de ellos se nos brinda la oportunidad de poder recuperarnos y compensar los desgastes provocados por ese conflicto biológico, que es distinto del
psicológico.

Por ejemplo, un conflicto de esa índole es cuando un trozo (en el sentido literal para los animales, en el metafórico para los humanos)... un trozo o un hueso se queda en el intestino y no puede pasar; inmediatamente, el organismo pone en marcha un programa especial y se va originando lo que se llama «cáncer».

En ese momento, ese trozo lo que necesita es mucho jugo gástrico para que se pueda digerir y resbale por el intestino. Esto sería la primera parte de este programa especial. En la segunda parte, éste sería caseificado, sería «comido» por las bacterias de la tuberculosis y todo quedaría otra vez como antes.

Hasta ahora se pensaba que todo esto era un proceso «maligno», que era algo malo de la naturaleza, y se creía, por ejemplo, que cuando un paciente tenía un cólico intestinal, con una tuberculosis, eso era «maligno»... Pero no hay que tener pánico, ése es el programa especial en marcha, la naturaleza nos ayuda siempre con estos programas para regenerar cualquier «mal».

Si observamos bien, comprendemos y no tenemos pánico, volveremos de nuevo a estar curados y regenerados. Sabemos que entre los animales ese mismo proceso se produce sin
problemas, porque sobreviven, espontáneamente, en 80 ó 90% sin terapias.

Así podemos entender mejor cómo con nuestras polipragmáticas pseudoterapias se han desencadenado catástrofes sin sentido.

Ana Pena: Entonces, ¿Cómo ha de comportarse quien conozca la Nueva Medicina?.

Doctor Hamer: Conociendo estas leyes naturales, la Nueva Medicina se esmera, con el paciente, en una orientación para ver qué es lo que ha sucedido, para ayudar a encontrar la solución y facilitar la comprensión y el apoyo en el proceso de curación.

Sabemos que, verdaderamente, el 95% de los casos saldrían adelante. En el caso de Olivia, que mencionábamos al principio, si hubiésemos podido disponer de un mes más (en lugar de ingresarla en el Hospital de Viena), este gran riñón que confundieron con un tumor cuando no lo era, se hubiera desinflamado y vuelto a su tamaño normal.

Hubiera sido caseificado por la tuberculosis, porque ella
sudaba todas las noches y tenía un poco de fiebre, pero se encontraba bastante bien, comía bien, descansaba correctamente... Dos días después del libre regreso
de la niña y sus padres a Australia, después de que firmasen el acuerdo escrito en el que el Estado austriaco les aseguraba que no iban a hacer nada a Olivia que sus padres no quisieran, pues, a pesar de eso, cuando 2 días después de llegar se la llevaron a revisión los oncólogos, hicieron un informe afirmando que no había prisa ni urgencia en someter a la niña a tratamiento intensivo.

Ana Pena: Después de tantos años ¿Continúa Vd. insistiendo en que conozcan y comprueben sus descubrimientos?.

Doctor Hamer: Estoy convencido de que, con el tiempo, la mayoría de las personas que ahora están contra la Nueva Medicina dirán que «no lo sabían, no se habían enterado bien...», sobre todo los médicos.

Pero entretanto está muriendo mucha gente innecesariamente.

Y lo que convierte esas muertes en un crimen es que se
sabe lo que se hace. Mis adversarios saben perfectamente que es verdadero lo que se ha descubierto. Para acabar con esta situación y hacer una prueba abierta, estoy preparado y dispuesto cada día. Me duele que fallezcan tantas personas cuando ese sufrimiento se podría evitar.

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