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Alternativas Contra el Cancer
Quimioterapia??

Quimioterapia - otras voces

La quimioterapia, la radiación y la cirugía son los tratamientos oficiales para el cáncer. Se reproducen aquí fragmentos del libro "Reclaiming Our Health", de John Robbins.


Historia de la quimioterapia

En diciembre de 1945, un barco de guerra norteamericano fue atacado en el puerto de Bari, Italia. Llevaba 100 toneladas de gas mostaza, un arma química. Fue un gran desastre. El gas mostaza fue liberado, y murieron muchas personas. Los oficiales médicos notaron que los sobrevivientes sufrieron una profunda depresión de la médula y una gran disminución del número de glóbulos blancos. Surgió así la idea de administrar este tipo de sustancias químicas a pacientes oncológicos. Estas sustancias matan a todas las células de división rápida del cuerpo, al momento de la adminstración del medicamento. Como las células cancerosas se dividen rápidamente, según la teoría, la quimioterapia las destruye, mientras que preserva las células de división más lenta.

Luego de la 2° Guerra Mundial, se eligió a Cornelius Rhoads, que había sido Jefe del Servicio de Armas Químicas del ejército de los EE.UU., como nuevo director de investigaciones del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering (el centro de tratamiento e investigación oncológica más importante y famoso del mundo). Bajo su dirección, se emprendió la investigación de 1.500 tipos de gas mostaza nitrogenado como tratamiento para el cáncer.
En 1971, el presidente Nixon declaró la guerra contra el cáncer, en la que se invirtieron decenas de miles de millones de dólares durante varias décadas, en investigación y tratamiento con quimioterapia. Se creía que con suficiente inversión, se podría erradicar el cáncer.


Científicos críticos

Si bien se cree que la quimioterapia ha contribuido sustancialmente en el tratamiento del cáncer, a mediados de la década del ´80 empezaron a publicarse artículos científicos que ponían en duda tal creencia. En 1985, el Dr. John Cairns, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicó un artículo sobre la guerra contra el cáncer, en el que mostró que la quimioterapia salvaba las vidas de solamente entre el 2% y el 4% de las pacientes. Según él, a pesar de la inmensa inversión en investigación, este tratamiento no era capaz de vencer a ninguno de los cánceres más comunes.

Al año siguiente, el Dr. John C. Bailar III (Ph.D.) publicó un estudio muy importante. El Dr. Bailar tenía un altísimo prestigio en la comunidad médica, había sido editor de la Revista del Instituto Nacional del Cáncer, y pertenecía al Departamento de Bioestadísticas de la Escuela de Salud Pública de Harvard. Luego de evaluar cuidadosamente las estadísticas, perdió la fe en la quimioterapia y también en la guerra contra el cáncer. En sus palabras, los intentos crecientes e intensos de mejorar el tratamiento del cáncer, durante los últimos 35 años, han tenido muy poco efecto sobre el parámetro más fundamental de resultado clínico: la muerte. A grandes rasgos, los efuerzos para controlar el cáncer han fracasado.

En 1990, el Dr. Ulrich Abel, experto en bioestadística oncológica de la Universidad de Heidelberg, Alemania, publicó el estudio más abarcativo jamás realizado sobre la quimioterapia. Su inquietud fue creciendo durante diez años de trabajo en el área de estadística en oncología clínica. Dice el Dr Abel: Un análisis sobrio y desprejuiciado de la literatura revela que los regímenes (de medicamentos) en cuestión raramente tienen algún beneficio terapéutico... Para la gran mayoría de los cánceres epiteliales avanzados, no hay evidencia de que el tratamiento con estas drogas extienda o mejore la vida. Esta afirmación es asombrosa viniendo de un miembro del establishment del cáncer. En Alemania, le valieron un importante artículo, mayormente favorable, en Der Spiegel, el equivalente alemán de la revista Time. En otros países, no se le dio a su trabajo la importancia que tiene. Al decir epitelial, el Dr. Abel se refiere a las formas más frecuentes de adenocarcinoma - pulmón, mama, próstata, colon, etc. Estos constituyen por lo menos el 80% de las muertes de cáncer en los países industriales avanzados. Cada vez con mayor frecuencia, se utiliza quimioterapia en casos avanzados de cáncer. En todo el mundo, mueren más de un millón de personas a causa de estos tipos de cáncer, y la mayoría recibe alguna forma de terapia citotóxica sistémica antes de morir.

Mientras escribía su monografía, el Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de oncólogos. Las opiniones personales de muchos oncólogos, nos informa, parecen contrastar de manera significativa con lo que se comunica al público. De hecho, el Dr. Abel cita estudios en los que muchos oncólogos sostienen que no utilizarían quimioterapia si tuvieran cáncer. El establishment atribuye el supuesto aumento histórico en la tasa de supervivencia a 5 años de las últimas décadas a los efectos beneficiosos de la quimioterapia. Los expertos modernos en metodología están de acuerdo en que la única manera de obtener información confiable sobre el valor relativo de dos terapias es realizar comparaciones aleatorias. Es sorprendente que casi nunca se lleven a cabo tales comparaciones en el caso de las terapias ortodoxas. La supervivencia a 5 años puede ser mejor hoy que años atrás debido a mejoras en la detección temprana y/o a mejoras en los cuidados paliativos.

Si la realidad de la quimioterapia es tan poco alentadora como dice el Dr. Abel, ¿cómo surgió la idea de utilizarla para los tipos principales de cáncer? Uno de los motivos es que a menudo las drogas sí logran algo: reducen los tumores. Pero en contra de lo que comúnmente se cree, la reducción de la masa del tumor no alarga la vida. De hecho, en ocasiones, el cáncer regresa más agresivamente, porque matar al 99% de las células cancerosas alienta el crecimiento de cepas de células malignas resistentes a las drogas.

¿Al menos la quimioterapia no mejora la calidad de vida del paciente? Probablemente otorga un alivio psicológico al pensar que se está haciendo algo contra la enfermedad (sin embargo, como acabamos de ver, esto puede no ser cierto en la mayoría de los casos). Es valioso si alivia los síntomas, como en el cáncer en la cabeza o en el cuello. Pero como señala el Dr. Abel, hasta ahora no han habido estudios aleatorios que brinden una clara evidencia de que la quimioterapia mejora la calidad de vida. De hecho, la mayoría de estas drogas son tan tóxicas que pueden disminuir mucho la calidad de vida.

¿Y qué hay de la infrecuente y afortunada persona cuyo carcinoma avanzado parece curarse por el tratamiento con drogas? Hay que evaluar el beneficio de esta persona contra el costo total de todos aquellos que reciben el tratamiento y no se benefician, la totalidad del riesgo versus el beneficio, de lo contrario el argumento adquiere la misma lógica que una recomendación de apostar basada en las ganancias de los ganadores

En resumen, según el Dr. Ulrich Abel, la oncología no ha sido capaz de proporcionar bases científicas sólidas para la terapia citotóxica tal como se la usa actualmente. Sin embargo, la tesis de la eficacia de la quimioterapia ha tomado el carácter de un dogma. De hecho, tanto en Alemania como en los EE.UU., no es ético. no brindarle estos tratamientos tóxicos a un creciente número de pacientes. Por lo tanto, la oncología clínica se ha vuelto prisionera de su propio dogma.

Uno de los pocos estudios que comparó pacientes que recibían tratamiento oncológico convencional con pacientes que no recibían ningún tratamiento fue dirigido por el Dr. Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California. Ante un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo: "Mis estudios han demostrado de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio. Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años.


Más sobre la reducción de los tumores

Quienes tienen cáncer suelen preguntar ¿Qué chances tengo con la quimioterapia?. A menudo los médicos dicen que la respuesta puede ser del 60% o 75%. Para el paciente esto suena muy alentador, y entonces acepta la quimio, por más que implique un gran sufrimiento, creyendo que los beneficios serán mayores que los efectos negativos. Pero tal como lo señala Ralph Moss, Ph.D., en su libro Cuestionando la quimioterapia (1995), el médico dice índice de respuesta pero el paciente oye cura. Estos pacientes y sus familias pueden ponerse furiosos al darse cuenta de que por lo general la respuesta no significa más tiempo de vida ni una mejor calidad de vida. Aunque la creencia de que la reducción del tumor extiende la vida se acepta casi universalmente, esta creencia es falsa. Algunos oncólogos tienen bien claro que esto es así... saben que la reducción del tumor no dice nada sobre las expectativas de vida del paciente... la reducción del tumor es el principal parámetro de efectividad de la quimioterapia. Esto tiene mucha importancia, porque los médicos rutinariamente buscan lograr tal respuesta, y le dicen a sus pacientes que es un objetivo muy deseado en el tratamiento (basados en esta creencia falsa) [...] Esta es una de las ilusiones primarias de la oncología.

En 1988, un científico del Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) publicó estadísticas en el prestigioso Cecil´s Textbook of Medicine indicando que para muchos tipos de cáncer (cáncer de mama, estómago, próstata, cabeza y cuello, vegija y otros) la tasa de respuesta a la quimioterapia era de 75%. Sin embargo, para estos mismos cánceres, casi no había casos de sobrevida prolongada libre de enfermedad.


¿Cuán tóxica es la quimioterapia?

En los manuales modernos sobre el tema, se recomienda a las enfermeras usar batas de manga larga, gafas, protección para los zapatos, y guantes extra gruesos, que deben cambiarse cada media hora. Se les instruye que nunca coman, beban, fumen o se apliquen cosméticos en el área de preparación de las drogas. Se les advierte que la mera manipulación de las drogas tiene riesgos significativos, tales como anormalidades reproductivas, lesiones hepáticas y de los cromosomas, y problemas hematológicos.

Si estos son los riesgos de manipular las drogas, ¿cuál es el riesgo de introducirlas en el cuerpo de una persona enferma? Las drogas quimioterapéuticas son una de las sustancias más tóxicas que se introducen intencionalmente en el cuerpo humano.

Si todo esto es cierto, ¿cómo es posible que se siga usando la quimioterapia rutinariamente? El tratamiento alopático del cáncer mueve cientos de miles de millones de dólares al año en el mundo entero. No es difícil entender por qué sigue existiendo. Las alternativas existen, pero son menos costosas y muchas ni siquiera pueden patentarse.

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Referencias
1 - Robert Harris y Jeremy Paxman, A Higher Form of Killing: The Secret Story of Chemical and Biological Warfare (New York: Hill and Wang, 1982) pp. 119-25. Ver también este documento de la American Cancer Society de los EE.UU.
2 - Sharon Batt, Patient no more (Charlottetown, PEI, Canadá, Synergy Books, 1994), p.86
3 - John Cairns, "The Treatment of Diseases and the War against Cancer", Scientific American, 253 (5), Nov. 1985, pp. 51-59.
4 - John Bailar and Elaine Smith, "Progress against Cancer?", New England Journal of Medicine, 314, 8 de mayo, 1986, pp. 1226-33.
5 - Ulrich Abel, "Chemotherapy of Advanced Epithelial Cancer", Hippokrates Verlag Sttutgart, 1990.
6 - Transactions, New York Academy of Science, series 2, v. 19 n. 3, p. 322.
7 - Ralph Moss, Questioning Chemotherapy, (Brooklyn, New York, Equinox), 1995, p. 21.
8 - Cecil Textbook of Medicine, 18° edición, citado en Ralph Moss, p. 57.
9 - S. Loeb, Chemotherapy Handbook (Springhouse, PA: Springhouse Corp., 1994).

El material de este artículo fue tomado, con permiso, del libro "Reclaiming Our Health", de John Robbins (H.J. Kramer, Tiburon, California, 1996), y de "Se derrumba el "Muro de Berlín" de la quimioterapia", de Ralph Moss.

Gracias Axel Makaroff
http://www.axel.org.ar

Se desmorona el muro de Berlín de la quimioterapia

Tomado de The cancer Chronicles, nro. 7
Diciembre, 1990, por Ralph W. Moss, Ph. D.

ESTE ARTICULO DERIVO EVENTUALMENTE (CINCO AÑOS MAS TARDE) EN MI LIBRO CUESTIONANDO LA QUIMIOTERAPIA.

Este año ciertamente quedará en la historia como el año de las sorpresas alemanas. Cayó el Muro de Berlín. Las dos Alemanias se unieron. Y ahora en Alemania está empezando a derrumbarse otro muro: el mito de que la quimioterapia es invencible. Un experto en bioestadística oncológica de Heidelberg, el Dr. Ulrich Abel, ha publicado una revolucionaria monografía, Quimioterapia para cánceres epiteliales avanzados, en la cual le hace el mayor agujero hasta ahora al sólido frente de la ortodoxia (lamentablemente, el libro está agotado).

Su inquietud fue creciendo durante diez años de trabajo en el área de estadística en oncología clínica. Un análisis sobrio y desprejuiciado de la literatura, según él descubrió, raramente ha revelado que los regímenes (de medicamentos) en cuestión tengan algún beneficio terapéutico en el tratamiento de cánceres epiteliales avanzados. Esta es una afirmación asombrosa viniendo de un miembro del establishment del cáncer. En Alemania, le valieron un gran artículo, mayormente favorable, en Der Spiegel, el equivalente alemán de Time. Aquí, el poderoso establishment de la quimioterapia ha mantenido un discreto silencio.

Al decir epitelial, el Dr. Abel se refiere a las formas más frecuentes de adenocarcinoma pulmón, mama, próstata, colon, etc. Estos constituyen por lo menos el 80% de las muertes de cáncer en los países industriales avanzados.

Cada vez con mayor frecuencia, se está utilizando quimioterapia tóxica en casos avanzados de estas enfermedades. En todo el mundo, mueren más de un millón de personas a causa de estos tipos de cáncer, y la mayoría recibe alguna forma de terapia citotóxica sistémica antes de morir.

Sin embargo, en 92 páginas, y con una lógica estricta, el Dr. Abel muestra que no hay evidencia, para la gran mayoría de los casos de cáncer, de que el tratamiento con estas drogas produzca resultados positivos en los pacientes con enfermedad avanzada, ya sea en expectativas de vida o en calidad de vida. La casi dogmática creencia en la eficacia de la quimioterapia se basa con frecuencia en conclusiones falsas extraídas de datos inapropiados. Mientras escribía su monografía, el Dr. Abel también realizó una encuesta entre cientos de oncólogos. Las opiniones personales de muchos oncólogos, nos informa, parecen contrastar de manera llamativa con lo que se comunica al público. De hecho, el Dr. Abel cita estudios en los que muchos oncólogos sostienen que no utilizarían quimioterapia si tuvieran cáncer.

El establishment atribuye el supuesto aumento histórico en la tasa de supervivencia a 5 años de las últimas décadas a los efectos beneficiosos de la quimioterapia.

Pero como demuestra el Dr. Abel, es este un razonamiento equivocado. Decir que la supervivencia a 5 años equivale a la cura confunde, porque combina datos tanto de cánceres locales como diseminados. Y las comparaciones con grupos de control históricos son muy parciales. Los expertos modernos en metodología están de acuerdo en que la única manera de obtener información confiable sobre el valor relativo de dos terapias es realizar comparaciones aleatorias. Es sorprendente que casi nunca se lleven a cabo tales comparaciones en el caso de las terapias ortodoxas. Algunas de las razones posibles por las cuales la supervivencia a 5 años puede se mejor hoy que años atrás:


· Mejoras en la detección temprana

· Stage migration (un mejor diagnóstico da por resultado una mejor prognosis)

· Mejoras en los cuidados de apoyo


En un gráfico asombroso, el Dr. Abel resume toda la evidencia directa disponible a partir de estudios aleatorios de si la quimioterapia extiende o no la vida. El cáncer de pulmón de célula pequeña es el único carcinoma para el cual existe buena evidencia directa de una mejoría en la supervivencia a causa de la quimioterapia. ¡Pero la mejoría consistía en unos tres meses más de vida! Para cáncer de pulmón que no sea de célula pequeña exiten también algunos débiles indicadores de que se obtiene un pequeño beneficio.

Para otros tipos de cáncer, las noticias son mucho menos alentadoras:

Colorectal: no hay evidencia de que la supervivencia mejore con la quimioterapia.
Gástrico: no hay evidencia clara
Pancreático: el mayor estudio realizado arrojó resultados completamente negativos. Fue mayor la supervivencia en el grupo de control
Vejiga: no se ha realizado ninguna prueba clínica
Mama: no existe evidencia directa de que la quimioterapia extienda la supervivencia. Su uso es éticamente cuestionable.
Ovario: no existe evidencia directa, pero probablemente haya un pequeño beneficio de los tratamientos con cis-platinio. Pero las comparaciones no aleatorias prácticamente carecen de valor para evaluar la terapia.
Utero y cuello del útero: no existe mejoría en la supervivencia
Cabeza y cuello: no existe mejoría en la supervivencia, pero ocasionalmente hay efectos positivos debido a la reducción del tamaño de los tumores

Dados los resultados casi uniformemente negativos, ¿dónde se originó la idea de que la quimioterapia es tan beneficiosa en esos cánceres? Uno de los motivos es que a menudo las drogas tóxicas sí producen una respuesta: una reducción parcial o total del tamaño del tumor. Pero en contra de lo que comúnmente se cree, la reducción de la masa del tumor no prolonga las expectativas de vida. De hecho, en ocasiones, el cáncer regresa más agresivamente, porque matar al 99% de la masa de un tumor alienta el crecimiento de cepas de células resistentes.

¿La quimioterapia no mejora la calidad de vida del paciente, por lo menos? Probablemente otorga un mínimo de alivio psicológico a un paciente que está muriendo, si consideramos que le da una posibilidad. (Sin embargo, esto en general se basa en el error conceptual de que la quimioterapia va a ser curativa). Es ventajoso si alivia los síntomas, como en el cáncer en la cabeza o en el cuello. Pero como señala el Dr. Abel, hasta ahora no han habido estudios aleatorios que brinden una clara evidencia de que la quimioterapia mejora la calidad de vida. De hecho, la mayoría de estas drogas son tan tóxicas que pueden causar una horrenda disminución de la calidad de vida en muchos pacientes llevados hacia lo que un oncólogo llama la frontera vital (al borde de la muerte).

¿Y qué hay de la infrecuente y afortunada persona cuyo carcinoma avanzado parece curarse por el tratamiento con drogas? Ciertamente, unos pocos pueden responder de esta milagrosa forma. Pero uno debe evaluar el beneficio de esta persona contra el costo total de todos aquellos que reciben el tratamiento y no se benefician. Se debe evaluar la totalidad del riesgo versus el beneficio, de lo contrario el argumento adquiere la misma lógica que una recomendación de apostar basada en las ganancias de los ganadores.

En resumen, la oncología no ha sido capaz de proporcionar bases científicas sólidas para la terapia citotóxica tal como se la usa actualmente. Sin embargo, la tesis de la eficacia de la quimioterapia ahora ha tomado el carácter de un dogma. De hecho, tanto en Alemania como en los EE.UU., no brindarle estos tratamientos tóxicos a un creciente número de pacientes no es ético. Por lo tanto, la oncología clínica se ha vuelto prisionera de su propio dogma.

Se podría decir mucho más sobre este libro de lo que es posible en una breve reseña. Digamos que en este annus mirabilis, el libro de Abel es uno de las más extraordinarias maravillas.

A veces los médicos se niegan a escuchar sobre los efectos adversos de la quimioterapia, ya que los consideran un pequeño precio a pagar a cambio de una supervivencia más prolongada. Pero la quimioterapia se originó en experimentos con gas mostaza en la segunda guerra mortal, y sigue siendo un veneno.

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Ralph Moss, Ph.D., es autor de ocho libros y de tres documentales sobre la temática del cáncer. Es asesor (de tratamientos alternativos para el cáncer) del Instituto Nacional de Salud, de la Universidad de Columbia, y de la Universidad de Texas. Investiga y escribe informes individualizados para personas con cáncer, llamados Healing Choices (Elecciones de Curación).

Gracias Axel Makaroff
http://www.axel.org.ar

La reducción de los tumores, ¿alarga la vida?

Para pasar el test de "efectividad", la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, EE.UU.) requiere evidencia sustancial no de que los remedios salvan vidas, sino solamente de que son efectivos para el uso para el cual están pensados. "Evidencia sustancial" se define como "investigaciones adecuadas y bien controladas... en base a las cuales se pueda concluir de manera responsable y justa... que la droga tendrá el efecto que se supone que tiene bajo las condiciones de uso prescriptas, recomendadas y sugeridas en la etiqueta" (1). A pesar de este requisito legal, la Oficina de Evaluaciones Tecnológicas de los EE.UU. (OTA), ha informado lo siguiente: "Sólo del 10% al 20% de todos los tratamientos y procedimientos que se usan actualmente en la medicina han demostrado ser efectivos en pruebas controladas" (2).

Para que las drogas oncológicas se consideren "efectivas" es suficiente con que reduzcan los tumores. Pero la investigación médica indica que la radiación y la quimioterapia, si bien reducen los tumores, no necesariamente extienden la vida. Un investigador que llegó a esta conclusión en 1990 es Ulrich Abel, experto en bioestadística alemán. Según su investigación, la reducción del tamaño del tumor no sólo no extiende la vida sino que también puede hacer que el cáncer vuelva a aparecer más agresivamente, ya que al matar a casi toda la masa cancerosa, se propicia el crecimiento de células malignas resistentes a las drogas oncológicas (3). La misma conclusión aparece en un artículo aparecido en el British Medical Journal, en el que se menciona que si bien la reducción del tumor es la manera habitual de medir la eficacia de la quimioterapia, "la reducción radiológica de tumores sólidos... a menudo tiene poco o ningún beneficio en la extensión de la vida de la persona... lamentablemente, pocos estudios han comparado la quimioterapia con los cuidados paliativos sin quimioterapia" (4).

Uno de los pocos estudios que hizo tal comparación fue dirigido por el Dr. Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California, en Berkeley. Ante un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo: "Mis estudios han demostrado de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio. Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años. [...] Atribuyo esto al efecto traumático de la cirugía en los mecanismos de defensa naturales del cuerpo. El cuerpo tiene una defensa natural contra todos los tipos de cáncer" (5).

El Dr. Jones realizó sus investigaciones hace veinte años. Faltan datos más recientes, porque ya no se realizan estudios comparando a pacientes que reciben tratamiento con pacientes que no lo reciben. No tratar con los métodos "probados" a un paciente con un cáncer potencialmente curable es considerado una falta de ética. Lo único que hacen la mayoría de los estudios sobre drogas oncológicas es comparar el efecto de dos tratamientos, cuyos niveles de toxicidad son similares, y lo que se evalúa es su efecto sobre el crecimiento del tumor (6). En 1984 se realizó un análisis de 80 estudios sobre quimioterapia para el tratamiento del cáncer de mama. En 76 de los estudios se evaluó únicamente la reducción del tumor, no los efectos sobre la extensión de la vida o sobre la calidad de vida; y de los cuatro restantes, tres no encontraron una extensión de la vida a causa de las drogas quimioterapéuticas (7). En otros análisis se han obtenido conclusiones igualmente inquietantes (8).

En el caso de la cirugía y la radiación, ambos tratamientos se empezaron a utilizar mucho antes de que el requisito de "efectividad" de la FDA entrara en vigencia. En el caso de la cirugía, no se han llevado a cabo estudios a gran escala que hallan demostrado una extensión de la vida para quienes reciben el tratamiento, comparados con quienes no lo reciben; y en el caso de la radiación aplicada luego de la cirugía, los estudios controlados randomizados grandes no han demostrado una ventaja en cuanto a la extensión de la vida, en comparación con quienes reciben solamente la cirugía (9).

La radiación se aplica para reducir los tumores en situaciones críticas (por ejemplo, cuando el tumor presiona una arteria, una vía aérea, un órgano vital o un nervio), pero puede que el efecto a largo plazo sea de hecho una disminución del tiempo de vida de la persona (10). En un análisis de ocho estudios, realizado en 1987, la conclusión fue que el riesgo de muerte después de diez años para mujeres que no habían recibido radiación después de la cirugía era 26% menor que para aquellas que sí la habían recibido (11). El Dr. John Cairns, de Harvard, escribió en 1985 que "la mayor parte de los cánceres no se pueden curar con radiación, porque la dosis de rayos X necesarios para matar a todas las células cancerosas mataría también al paciente" (12).

En el caso de la quimioterapia, se ha progresado en el tratamiento de ciertos cánceres; pero las drogas oncológicas no han logrado mucho en cuanto a la extensión de la vida para los cánceres principales - cáncer de mama, de colon y de pulmón (13).

Según el Dr. Cairns, la quimioterapia previene la muerte de sólo el 2 o 3% de los pacientes con cáncer. Las probabilidades de que los medicamentos maten al paciente son aproximadamente las mismas: entre el 2,5 y el 5% (14). En un estudio de 1991, en el que participaron 250 mujeres con cáncer de mama con metástasis, en el que se comparó a personas que recibieron quimioterapia con personas que no recibieron ningún tratamiento, el tratamiento no sólo no alargó la vida sino que causó una significativa disminución de la calidad de vida (15).

Por otro lado, en el caso del cáncer de mama temprano, se ha hallado una modesta ventaja en cuanto a la extensión de la vida. Un análisis inglés realizado en 1992, en el que se evaluaron 31 estudios randomizados en los que participaron 11.000 mujeres, halló una leve ventaja de extensión de vida luego de diez años en pacientes que habían recibido "poliquimioterapia" (más de una droga oncológica durante más de un mes). Las probabilidades de que las mujeres estuvieran vivas diez años después, sin embargo, eran tan sólo de 51.3% con los medicamentos, versus 45% sin los medicamentos; solamente 6,3% de ventaja de extensión de vida. Y este desalentador pronóstico era para mujeres con cáncer temprano, cuando todavía es "tratable" (16).

A pesar de estos escasos beneficios, el Instituto Nacional del Cáncer (EE.UU.) ha recomendado quimioterapia para todas las pacientes con cáncer de mama, tengan o no signos visibles de cáncer luego de la cirugía. La teoría es que haciendo una proyección a miles de mujeres, muchas se pueden salvar (17). El problema, especialmente para el 93,7% que no se beneficia, reside en los devastadores efectos secundarios de las drogas oncológicas. Prácticamente todos los agentes quimioterapéuticos son tóxicos e inmunosupresores. Al ser incapaces de distinguir entre células cancerosas y células normales, terminan matando a las dos. Además, la mayoría causa cánceres secundarios, que pueden aparecer muchos años después de un "exitoso" tratamiento con quimioterapia (18).

Referencias

1. 21 United States Code Sec. 355(d).
2. Office of Technology Assessment, U.S. Congress, Assessing Efficacy and Safety of Medical Technology (Washington D.C.: OTA 1978).
3. U. Abel, Chemotherapy of Advanced Epithelial Cancer (Stuttgart: Hippokrates Verlag GmbH, 1990), summarized by R. Moss in "Chemo's 'Berlin Wall' Crumbles," (Se derrumba el "Muro de Berlín" de la quimioterapia")
Cancer Chronicles (December 1990) , page 4. En el caso del cáncer de mama, el Dr. Abel observó que no hay evidencia directa de que la quimioterapia alarga la vida, por lo que su uso es "éticamente cuestionable". Su investigación fue reseñada en la conocida revista alemana Der Spiegel en 1990.
4. G. Mead, "Chemotherapy for solid tumours: Routine treatment not yet justified," British Medical Journal 310:246 (1995).
5. G. Borell, The Peroxide Story (Delano, Minnesota: ECHO, 1988), page 30.
6. See I. Tannock, "Treating the patient, not just the cancer," New England Journal of Medicine 317(24):1534-35 (1987).
7. R. Oye, et al., "Reporting results from chemotherapy trials: Does response make a difference in patient survival?", JAMA 252(19):2722-25 (1984).
8. See G. Mead, op. cit.; I. Tannock, op. cit.; U. Abel, op. cit.
9. See R. Houston, "Misinformation from OTA," op. cit., page 600; J. Weese, et al., "Do operations facilitate tumor growth?", Surgery 100(2):273-77 (1986) (surgery and anesthesia enhance the implanting of tumors and facilitate metastasis); J. Stjernsward, "Decreased survival related to irradiation postoperatively in early operable breast cancer," Lancet (November 30, 1974), pages 1285-86; R. Moss, The Cancer Industry, op. cit., pages 59-72.

10. R. Walters, en Options: The Alternative Cancer Therapy Book (Garden City Park, New York: Avery Group Publishing Co., 1993), página 13, observa que ya en 1953 Benedict Fitzgerald, consejero especial del Departamento de Justicia, presentó estudios al Congreso que mostraban que los pacientes que no recibían radiación vivían más que los que sí la recibían.

11. J. Cuzick, et al., "Overview of randomized trials of postoperative adjuvant radiotherapy in breast cancer," Cancer Treatment Reports 71(1):15-29 (1987).
12. J. Cairns, "The treatment of diseases and the war against cancer," Scientific American 253(5):51 (1985).
13. See R. Walters, op. cit., pages 9-11.
14. B. Culliton, "The rocky road to remission," Science 244:1432 (June 23, 1989).
15. H. Muss, et al., "Interrupted versus continuous chemotherapy in patients with metastatic breast cancer," New England Journal of Medicine 325:1342-48 (1991).
16. Early Breast Cancer Trialists' Collaborative Group, "Systemic treatment of early breast cancer by hormonal, cytotoxic, or immune therapy," Lancet 339(8785):71-85 (1992).

17. Esta recomendación se basa en una serie de estudios de 1989 que hallaron un "notable aumento del tiempo de sobrevida sin enfermedad" gracias al tratamiento con drogas oncológicas. Sin embargo, los estudios no hallaron un aumento significativo de la sobrevida real de los pacientes. "Sobrevida sin enfermedad" era un artilugio que significaba un cierto período de tiempo sin que aparecieran nuevos tumores. See B. Fisher, et al., "A randomized clinical trial evaluating sequential methotrexate and fluorouracil in the treatment of patients with node-negative breast cancer who have estrogen-receptor-negative tumors," New England Journal of Medicine 320(8):473-78 (1989); Ludwig Breast Cancer Study Group, "Prolonged disease-free survival after one course of perioperative adjuvant chemotherapy for node-negative breast cancer," New England Journal of Medicine 320(8):491-96 (1989); E. Mansour, et al., "Efficacy of adjuvant chemotherapy in high- risk node-negative breast cancer," New England Journal of Medicine 320(8):485-90 (1989). El mismo año, la Oficina General Contable (GAO, EE.UU.) publicó un informe sobre la efectividad de la quimioterapia para el cáncer de mama. El informe trataba sobre el tipo de pacientes que se piensa que más se pueden beneficiar con este tipo de drogas oncológicas. La GAO no encontró un aumento detectable en el tiempo de sobrevida de estas pacientes, a pesar de que el uso de la quimioterapia se había triplicado desde 1975. See "GAO report on breast cancer," World Research Foundation News (3rd & 4th quarter 1990), page 7.

18. R. Walters, op. cit. See also H. Vorherr, "Adjuvant chemotherapy of breast cancer: Reality, hope, hazard?", Lancet (December 19/26, 1981), pages 1413-14: "La evidencia de supervivencia a los cinco años muestra que los beneficios de la quimioterapia adyuvante (independiente) para el cáncer de mama es de tan sólo un 4%... teniendo en cuenta las muchas dudas y controversias sobre la quimioterapia adyuvante, que de por sí plantea un serio riesgo para la salud, no se debería someter a ningún paciente a este "tratamiento" de manera rutinaria".

Gracias Axel Makaroff
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