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SIDA: Crisis en el Método Científico

CARTA ABIERTA DEL DOCTOR ROBERTO GIRALDO M. A LOS INFECTOLOGOS DE ANTIOQUIA.

VEAMOS LAS DOS CARAS DE LA POLÉMICA:

DOCUMENTO No.1

Carta de los infectólogos de Antioquia publicada en uno de los periódicos de Medellín, Colombia en octubre de 1996:

Hemos visto con profunda preocupación el amplio cubrimiento dado por El Colombiano a las declaraciones del doctor Roberto Giraldo M. en su artículo del pasado 23 de octubre.

Indudablemente no deja de ser atractivo presentar en la
forma que se hizo, opiniones tan controversiales como las de él, sin embargo, esas opiniones, aparentemente sólidas, pero sin suficiente fundamentación científica, causan serio desconcierto entre los lectores y provocan un retroceso
grave en lo que las autoridades sanitarias del país hayan podido lograr con su campaña educativa de los últimos años. Una gran proporción de los asistentes a sus diferentes conferencias y lectores del periódico está constituida por
personas jóvenes, las más vulnerables y con mayores riesgos, y quienes por sus especiales circunstancias y su natural disposición a confiar en aquellos mayores que parecen objetivos y hablan con autoridad y vehemencia, aceptan como cierto no lo que se demuestra, sino lo que les luce más atractivo. Las discusiones en los claustros son necesarias y sanas para el aprendizaje, pero deben llevarse antes a cabo entre profesionales de igual nivel científico y académico, de tal manera que conceptos como éstos sean ampliamente discutidos antes de hacerlos públicos a la comunidad.

Lo anterior nos obliga a hacer las siguientes precisiones que se basan en nuestra experiencia personal y la lectura juiciosa y disciplinada de las publicaciones serias y de reconocido prestigio, que consagran el conocimiento
universal: El sindrome de inmunodeficiencia adquirida SIDA, tiene una relación inequívoca de causalidad con el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH. La absoluta mayoría de los pacientes que sufren la enfermedad portan el virus. Existe un
número importante, pero proporcionalmente muy pequeño en relación a los infectados por el VIH, en quienes a pesar de sufrir una enfermedad semejante no ha podido desmostrarse la presencia del virus, pero ésto de ninguna manera invalida la contundencia evidencia de su carácter infeccioso, sino que estimula la necesidad de buscar en este subgrupo de pacientes posibles nuevos agentes, infecciosos o no, que en ellos desencadenan la enfermedad.

El virus ingresa al cuerpo de diversas maneras: por transfusiones, contacto con sangre y secreciones contaminadas, transplante de órganos provenientes de
donantes contaminados, etc. pero la gran mayoría de las infecciones se adquieren por relaciones sexuales.

Unas pocas semanas después de la infección aparecen algunos síntomas como fiebre, malestar general, agrandamiento de ganglios linfáticos, etc., pero su carácter inespecífico hace que se confundan con los de otras enfermedades, y luego desparecen espontáneamente. Esta circunstancia hace que las personas afectadas no le den importancia y después posible que no recuerden el episodio.

El virus permanece en el cuerpo y continúa miltiplicándose por largo tiempo, a veces por años, antes de que se haga aparente el daño a los mecanismos de defensa. Ese daño afecta especialmente a los linfocitos T CD4, unas células
necesarias para la integridad de la respuesta inmunológica frente a ciertas infecciones.

Cuando la alteración de la inmunidad ha avanzado hasta cierto límite, se presentan enfermedades causadas por parásitos, hongos, bacterias y virus, que usualmente no afectan o afectan de una manera mucho menos grave a las personas
sin transtornos inmunológicos. Igualmente estos pacientes sufren ciertos tumores especiales y poco frecuentes en la población general.

La progresión de la enfermedad puede medirse determinando con exactitud por medios muy sofisticados pero precisos y fidedignos, el número de unidades virales presentes en la sangre o en las células afectadas (carga viral) y el
número de células responsables de la respuesta inmune (linfocitos T CD4), el cual va disminuyendo progresivamente.

La persona infectada es contagiosa en todo momento y puede transmitir la enfermedad a las susceptibles aún en períodos en los cuales no tiene síntomas.

En otras palabras, los portadores del VIH que todavía no tienen enfermedad representan el riesgo más importante, porque tienen un estado físico normal y no saben que están infectados o sabiéndolo no se preocupan por no contagiar a los demás y pasan desapercibidos.

La transmisión de la infección se hace de persona a persona mediante relaciones sexuales (homosexuales masculinas y heterosexuales, de hombre a mujer y de mujer a hombre). Acá se hace evidente que son más susceptibles los jóvenes, los cuales son sexualmente más activos y menos cuidadosos.

También puede hacerse a través de transfusiones de sangre completa o sus derivados, transplante de órganos obtenidos de pacientes infectados, o mediante el contacto con líquidos
orgánicos especialmente si éstos están contaminados con sangre. Durante el embarazo, las mujeres infectadas pueden transmitir el virus al feto. Es cierto que una proporción de personas que se exponen repetidamente al virus no se
infectan, lo que es usual en la inmensa mayoría de las enfermedades infecciosas, pero no es posible definir con anterioridad quienes se contagiarán y quienes no.

Hasta el momento, la infermedad es incurable y mortal. Hay reportes excepcionales de niños que nacieron infectados y se curaron sin tratamiento y existe un pequeño porcentaje de pacientes infectados cuya enfermedad parece no progresar o progresa muy lentamente, los cuales han sobrevivido por muchos años, pero este no es el caso de la grandísima mayoría. Los tratamientos con medicinas especiales y específicas se usan para disminuir la carga viral y para disminuir su impacto sobre el sistema inmune. También se usan antibióticos específicos para curar o controlar las infecciones secundarias. Todas estas medidas han logrado prolongar la vida en forma importante y mejorar su calidad, pero como ya se afirmó, no se han logrado curaciones. Hasta el momento no hay vitaminas ni alimentos especiales que cambien el curso de la enfermedad.

Fuera de la violencia y las guerras, esta es por mucho, la epidemia más grave que ha afectado a la humanidad en tiempos recientes. Según algunos reportes, han muerto más de nueve millones de personas. En la actualidad existen aproximadamente 30-40 millones de enfermos; muchos de ellos constituyen parejas jóvenes, con hijos que pronto se quedarán sin padres. Esos niños, serán al comienzo del próximo siglo más de tres millones de huérfanos de padre y madre, una proporción considerable de ellos también enfermos, casi todos habitantes de países pobres, sin recursos emocionales, físicos o económicos para enfrentear la tragedia.

El SIDA no es cosa simple, ni permite especulaciones que nos desorienten. Se ignoran muchas cosas acerca de esta peculiar y monstruosa epidemia, pero se saben también muchas otras. Se conoce el agente causal, se conocen los medios de transmisión y se conoce el pronóstico actual de los pacientes. También se puede calcular el impacto social y económico que producirá la muerte de una inmensa proporción de la población joven de la tierra, especialmente de los países en desarrollo. Gente que ya se había incorporado a la fuerza laboral o se preparaba para hacerlo, desaparecerá y con su ausencia cambiará el esquema social y productivo de las zonas más necesitadas.

Todo nuestro esfuerzo, no sólo el de los trabajadores de la salud, sino también el del Estado y los medios de comunicación social, deben dirigirse a una campaña
vehemente, ininterrumpida, que logre lo único posible para disminuir el número de nuevos casos: Educación. educación en todos los niveles: familiar, escolar, universitaria, laboral, social, todos los días, y cada que se pueda.

Atentamente,
EDUARDO LEIDERMAN W., Jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas, Departamento de Medicina Interna, Universidad de Antioquia. -LAZARO A. VELEZ G.

Presidente de la Asociación Colombiana de Infectología, Capítulo de Antioquia.
______
NOTA: (*) Esta Carta fue dirigida a Marleny Vélez, periodista de El Colombiano, el 25 de octubre de 1996. Copia de ella fue enviada por los autores al Dr. Roberto Giraldo.


DOCUMENTO No. 2:

CARTA ABIERTA DEL DOCTOR ROBERTO GIRALDO M. A LOS INFECTOLOGOS DE ANTIOQUIA.

Nueva York, Diciembre de 1996.

SIDA: Crisis en el MÉTODO CIENTÍFICO

Mil gracias por enviarme copia de la carta suscrita por Ustedes a la periodista Marleny Vélez, de EL COLOMBIANO, a raíz de la publicación que acerca de mis puntos de vista sobre el SIDA publicara dicho periódico recientemente. Como es de su conocimiento, la mayor parte de su misiva fue publicada en la edición del 28 de octubre del mencionado diario.

En su carta manifiestan su "profunda preocupación al amplio cubrimiento dado por EL COLOMBIANO a las declaraciones del doctor Roberto Giraldo" y afirman en dicho documento que "El sindrome de inmunodeficiencia adquirida SIDA, tiene una
relación inequívoca de causalidad con el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH". Aseguran además ustedes, que nada invalida la contundente evidencia del carácter infeccioso del SIDA.

El objetivo de esta carta abierta no es explicar todos los hechos científicos existentes en contra de que el SIDA sea una enfermedad infecciosa. Pretendo solamente hacer un marco general como introducción justificatoria, a la invitación que les haré más adelante.


"Desde un principio vi el error"

Hace nueve años me vi obligado a dejar mi país para evitar una reclusión en un hospital mental, al cual me quisieron llevar algunos de mis colegas de Medellín, cuando advertí en varios auditorios académicos de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Antioquia, del Hospital Universitario San Vicente de Paúl y de la Clínica León XIII del Seguro Social, sobre el error que se había cometido al considerar el SIDA una enfermedad infecciosa. Desde un principio vi y entendí al
SIDA como un sindrome degenerativo tóxico nutricional.
A esa convicción había llegado después de estudiar la literatura científica disponible en aquel entonces y después de ver algunos pacientes con SIDA.

Mientras más estudiaba los reportes iniciales sobre el nuevo sindrome promulgados por el el Centro para el Control de Enfermedades, CDC y los informes sobre el supuesto agente etiológico del SIDA, el VIH, emanados del Instituto
Nacional de Cáncer y acogidos por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y por el CDC de los Estados Unidos, más me convencía de que se había cometido un error grave. Ninguna de la explicaciones que se daban
acerca del SIDA como enfermedad infecciosa, aún en revistas de tanto prestigio como "Science" y "Nature", tenía lógica de acuerdo a mis conocimientos sobre enfermedades virales en particular y sobre enfermedades infecciosas en general.


"Revisé los conceptos básicos"

Pensé que tal vez se me había olvidado la infectología y la epidemiología, o que quizas mis conocimientos fueran ya obsoletos. Revisé entonces los conceptos básicos de la microbiología, virología, inmunología, biología molecular y los de la epidemiología. Mientras lo hacía y lo comparaba con las explicaciones dadas en publicaciones científicas sobre el SIDA como enfermedad viral, más argumentos encontraba a favor de que sí se había cometido el error. Traté, hasta más no
poder, de convencerme a mi mismo de que yo era el equivocado; pues me era difícil aceptar que se hubiese cometido un error de tal magnitud, de lo cual no abía precedente conocido en la Historia de la Medicina.


"Descubrí al hereje del SIDA"

Al no saber de nadie en el mundo que tuviera una convicción semejante, llegué incluso a pensar que tal vez yo estaba loco, como lo afirmaban algunos colegas de Medellín. Fue así como en 1988, cuando trabajaba como asistente de
investigación del SIDA, en Miami, ya estaba dispuesto a entregarme a los siquiatras, cuando apareció en "Discover" un artículo sobre el retrovirólogo Peter Duesberg, director del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de California, en Berkeley, y miembro de la Academia Nacional de
Ciencias de los Estados Unidos. Se informaba en dicho artículo cómo a Duesberg se le llamaba el hereje del SIDA, por venir afirmando en publicaciones científicas desde 1987, que el VIH no era ni podía ser el agente causal del SIDA. Ya no era yo el único despistado. Rápidamente fueron apareciendo otros investigadores con una visión no infecciosa del SIDA, en Estados Unidos, Europa, Australia, Asia, Africa y Suramérica.

Fue de esta manera como se fue conformando un grupo de disidentes de la corriente mayoritaria internacional sobre el SIDA. En la actualidad, hay virólogos, biólogos moleculares, microbiólogos, epidemiólogos, clínicos, a quienes nos queda imposible entender el SIDA como una enfermedad infecciosa.

Hace cuatro años se creó en California el "Grupo por el Replanteamiento Científico de la Hipótesis VIH SIDA" ("Reappraising AIDS"). Hoy contamos con unos quinientos investigadores de muchas disciplinas, en todos los continentes.

Cada día se unen nuevos investigadores a nuestro grupo. Incluso se han unido a nosotros varios Premios Nobel. El Dr. Kary Mullis, por ejemplo, es un miembro muy activo de "Reappraising AIDS". El ganó el Premio Nobel de Química en 1993, por descubrir la reacción en cadena de polimeraza PCR, tan en boga hoy entre los seguidores de la hipótesis infecciosa del SIDA, por ser con ella con la que se
pretende medir lo que ellos denominan "carga viral".


"Duesberg es el líder del grupo"

A pesar de la censura infringida a nuestro grupo especialmente en Estados Unidos, hemos estado planteando nuestros puntos de vista y argumentos en contra del SIDA como enfermedad infecciosa, en publicaciones y reuniones científicas.

El Dr. Peter H. Duesberg es el líder del grupo en publicaciones internacionales, tanto desde el punto de vista de la cantidad de sus argumentos, como de la calidad de los mismos. Es por ello que Duesberg merece y debe ser estudiado.


En un principio me atormentó terriblemente no poder entender el porqué y el cómo se había llegado a un error de esta envergadura.


¿Por qué se cometió el error?

Hoy entiendo que el error acerca de la etiología del SIDA, se cometió debido en parte al exceso de teoría infecciosa o prejuicio microbiológico en la mente de investigadores, profesionales de la salud, periodistas y en el público en
general. Este prejuicio proviene de la exageración de la teoría germinal promulgada por Pasteur y Koch, la cual brindó a su debido tiempo, mucho beneficio a la medicina.

Desafortunadamente, hoy se sigue pensando como a finales del siglo pasado, que todo es infeccioso, que todo se contagia y que debe haber un microbio que lo cause. Vale la pena darle una mirada cuidadosa a la nueva revista del CDC: "Emerging Infectious Diseases" y al documento escrito por el mismo instituto en 1994: "Addressing Emerging Infectious Diseases
Threats: A Prevention Strategy for the United States"; ambos son un buen ejemplo de lo que yo denomino prejuicio microbiológico. El mundo se preparó a través de un siglo de pánico a los microbios, para cometer el error acerca de la etiología del SIDA. No había manera de evitarlo.

Prácticamente nadie se percató de que las circunstancias en que vivimos a finales del siglo XX son muy diferentes a las circunstancias pasteurianas en que se vivía a finales de siglo pasado. Hoy en día lo común son la enfermedades
debidas a las exposiciones múltiples, repetidas y crónicas, a un número cada vez más creciente de agentes estresantes. Estos agentes pueden tener origen químico, físico, biológico, mental y nutricional. Todo indica también, que nadie se dio
cuenta que las circustancias nuevas que rodean a los grupos de personas que desarrollan SIDA hoy, son sus exposiciones involuntarias y muchas veces voluntarias a través de su estilo de vida, a agentes estresantes inmunológicos.

Les pareció más lógico que la circunstancia nueva fuera la mutación de un virus de primates africanos, el cual habría comenzado a invadir a los humanos y a transmitirse entre ellos por medio de sus relaciones sexuales. Pero esto no
tiene ninguna lógica, pues no se compagina con la realidad.


"Hay una crisis en el método científico"

Otro de los hechos que más favoreció llegar al error cometido, está en las fallas en la metodología investigativa. Todos los postulados en que se basa la teoría infecciosa del SIDA están plagados de errores metodológicos. La forma cómo se describe lo que los defensores de la hipótesis infecciosa del SIDA denominan "inmunopatogénesis de la infección VIH-SIDA", "historia natural de la infección VIH-SIDA" o las "manifestaciones clínicas de la infección VIH-SIDA", suena como si ello fuera cierto. Los dibujos y esquemas que utilizan, son atractivos y hacen ver todo como si fuera real. Sin embargo, cuando uno investiga estos asuntos con cuidado, descubre que ninguna, pero absolutamente ninguna de las bases de la hipótesis VIH-SIDA, ha sido demostrada a nivel
objetivo. No son más que simples suposiciones teóricas creadas por las mentes de los generadores de esa teoría. Es una verdadera tragicomedia.


"No debemos creer ciegamente en los llamados hombres de ciencia"

Los profesionales de la salud, los demás profesionales y el público, se acostumbraron a creer todo lo que nos dicen los llamados hombres de ciencia. En la actualidad, muchos investigadores ni siquiera revisan con el cuidado
necesario, la metodología empleada en las investigaciones científicas; siendo precisamente a este nivel donde se vienen cometiendo los mayores errores. Se contentan con leer los resúmenes de las investigaciones publicadas; o quedan
satisfechos con ver los reportes acerca de investigaciones, en los periódicos de la prensa regular. Nadie sospechó que investigadores de instituciones de prestigio internacional como el CDC y los institutos Nacionales de Salud de los
Estados Unidos, cometerían los errores metodológicos cometidos y que se continúan cometiendo. Los comités científicos de las revistas de ciencia, tampoco están interesados en detectar hoy día los errores que se practican y es así como publican permanentemente verdaderos atropellos a la metodología científica.


Historia de un error

Muchos no saben por ejemplo, que la concepción del SIDA como enfermedad viral, nació el 24 de abril de 1984, cuando Robert Gallo, Director del Laboratorio de Virologia del Instituto Nacional de Cáncer y Margaret Heckler, Secretaría de Salud del Gobierno Norteamericano, anunciaron al mundo en una rueda de prensa en Washington, "el descubrimiento del virus que causa el SIDA"; sin que hubiese existido publicación científica previa, o presentación de tal "descubrimiento"
en congreso o reunión científica alguna. Muchos investigadores se han acostumbrado a hacer lo que ellos creen es ciencia, en ruedas de prensa; y nadie protesta por ello. El no ser lo suficientemente críticos y creer todo lo que nos
dicen, es lo que le permite a algunos investigadores, instituciones y publicaciones científicas, continuar haciendo lo que hacen, engañarnos como lo están haciendo y poner en peligro la salud de la comunidad, como ocurre actualmente con los programas de tratamiento y prevención del SIDA.

La peor epidemia que sufre el mundo contemporáneo, es una epidemia de crisis en el método científico. Ella es mucho más grave y extensa que la epidemia del SIDA. La creencia internacional de que el SIDA es una enfermedad infecciosa, es
una de las consecuencias de la crisis del método científico. Y sobrevendrán más consecuencias, a no ser que corrijamos el rumbo y tomemos una vía pavimentada con una metodología investigativa auténticamente objetiva.


"La investigación del SIDA ha estado rodeada de un ambiente corrupto"

Como si lo anterior fuera poco, la investigación del SIDA ha estado rodeada de un ambiente corrupto. Muchos desconocen todavía, que el "descubrimiento" del llamado "virus del SIDA" estuvo rodeado de inmoralidad y mala conducta científica. Sobre este lamentable asunto que recorrió el mundo a través de los medios de comunicacion, se vieron obligadas a comentar inclusive "Science" y "Nature". La concepción infecciosa del SIDA, tuvo pues su origen en un acto delictuoso perpetuado en el laboratorio de virología del Instituto Nacional de Cáncer de los Estados Unidos.

El público debe enterarse de estos asuntos. El debe ser el fiscalizador del método científico y de los investigadores. Al fin y al cabo el objetivo fundamental de la ciencia, es encontrar las leyes de la naturaleza para ponerlas
al servicio de los hombres.


"Lo prevaleciente en el conocimiento del SIDA es un engaño"

Que la causa del SIDA es el VIH, pareciera una verdad absoluta e incuestionable como lo manifiestan ustedes en su carta a la periodista de EL COLOMBIANO. Pero todo el conocimiento prevaleciente sobre el SIDA es un engaño. Ustedes, al igual que la inmensa mayoría de profesionales y personas de todo el mundo, no son responsables del error cometido. El problema fue haber creído lo que se nos dijo
sin haber exigido las pruebas necesarias. La responsabilidad directa del error acerca de la etiología del SIDA, recae sobre uno pocos investigadores e instituciones del Gobierno Federal de los Estados Unidos.

Ahora bien, como infectólogos con participación activa en la problemática del SIDA, les toca comenzar a escudriñar los argumentos de mi grupo y los míos propios, para ver si realmente hay que cambiar el rumbo del SIDA 180 grados,
como lo creo yo. Estoy seguro que la gran mayoría de ustedes, al conocer en detalle los argumentos en contra del SIDA como enfermedad infecciosa, los compartirán; pues son muchos y contundentes. No debe temerse o rechazarse la verdad por dura que ella parezca ser. Yo mismo no tendría ningún inconveniente en entender al SIDA como una enfermedad infecciosa, siempre y cuando se me muestren pruebas absolutamente objetivas. Claro que este debate traerá problemas y dolores de cabeza, pero todos serán transitorios.

Al final el beneficio será para toda la especie humana. ¿Se imaginan acaso, los sufrimientos que tuvieron que soportar los médicos y otros profesionales de la salud de principios del siglo, cuando se descubrió que la pelagra, el escorbuto y el beriberi eran enfermedades nutricionales y no infecciosas, como se creyo por varias decadas?.

Por muchos años la medicina segregó a los enfermos de pelagra, de escorbuto y de beriberi, como si estos estuvieran infectados y como si fueran contagiosos para otros. Nunca nos imaginamos que volveríamos a caer en un error similar. Claro
que esta vez las consecuencias del error son mucho más graves.


"Estoy escribiendo un libro sobre mis investigaciones"

Durante los ultimos nueve años en Estados Unidos, he estado acumulando y organizando los hechos de la ciencia en favor del SIDA como una entidad degenerativa tóxico nutricional del sistema inmunológico. Hoy creo tener suficientes argumentos científicos para demostrar que el VIH no cumple ninguno
de los requisitos de la epidemiología, de la biología, ni los del sentido común, para ser la causa del SIDA. Estos argumentos los estoy plasmando en un libro que edito en la actualidad y que será publicado por la FUNDACION ARTE Y CIENCIA de Medellín en el próximo año. La base fundamental para este libro, son cuatro trabajos que puse a consideración de la comunidad científica internacional, en el congreso Europeo de toxicología EUROTOX, realizado en Praga hace poco más de un año. Mis estudios fueron bien acogidos por la inmensa mayoría de asistentes a dicho congreso. Con esta carta les estoy incluyendo copia de los mismos, para
ponerlos a consideración de ustedes y de las personas de las instituciones y asociaciones que representan.

He iniciado además, una serie de publicaciones en Colombia: la primera está publicada en el número de septiembre de la Revista Investigación y Educación en Enfermería, de la Universidad de Antioquia (Polémica Científica Internacional
Acerca de la Causa del SIDA). Próximamente aparecerá una que fue aprobada por la revista IATREIA de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (Papel de Estresantes Inmunológicos en Inmuno-deficiencia). Estoy haciendo los
esfuerzos necesarios y posibles por mi parte, para enviar mas publicaciones a revistas colombianas. Comprenderán que no es fácil cumplir con todos mis deseos de publicación, pues sólo cuento en este país con el soporte moral de tres asociaciones de colombianos y con un buen número de compatriotas que creen en la seriedad y consistencia de lo que estoy haciendo. Mis publicaciones estarán siempre abiertas al escrutinio de la metodología científica empleada, con la seguridad de que en nuestro país no prevalecerá jamás la censura ideológica de que somos objeto los miembros de "Reappraising AIDS", principalmente en los
Estados Unidos.


"Mi gira por Colombia fue para compartir mis puntos de vista"

Este año consideré justo y necesario compartir con el resto de colombianos mis puntos de vista sobre el SIDA. Fue así como durante los meses de octubre y noviembre últimos, dicté catorce conferencias sobre el tema en varias ciudades
del país, coordinadas y promocionadas por las Universidades de Antioquia, Atlántico, Libre de Barranquilla, Cartagena y Valle, y por entidades como la Asociación Médica Sindical Colombiana (ASMEDAS), Centro de Estudios del Trabajo
(CEDETRABAJO) y la FUNDACION ARTE Y CIENCIA de Medellín. El objetivo fundamental de estas conferencias es divulgar y estimular en Colombia el estudio y la discusión acerca de la etiología del SIDA, que viene teniendo lugar en la arena
científica internacional desde 1987.

De la manera más cordial, me permito entonces invitarlos a ustedes, como personas expertas en enfermedades infecciosas, y por su intermedio a las demás personas envueltas en la problemática del SIDA en Colombia, tanto en instituciones investigativas, académicas, asistenciales como en las
instituciones encargadas de la salud pública, para que se nombren comisiones de estudio de esta polémica acerca de la etiología del SIDA. Dichas comisiones deberán estudiar muy cuidadosamente la abundante literatura científica de las
dos partes comprometidas en este debate, llegar a conclusiones y plantear recomendaciones a los entes encargados de la salud pública de los colombianos.

No tengo ninguna duda, de que ésta es la más fascinante discusión científica de nuestros tiempos y que ella brindara muchos frutos para bien de la comunidad.

Además, la alta calidad de los profesionales y del pueblo colombiano, nos confiere el derecho para que desde nuestra patria, ayudemos a corregir el rumbo del SIDA en el mundo.


"Las campañas oficiales no han disminuido las cifras del SIDA, sino que han promovido la promiscuidad"

Antes de mis conferencias en Colombia, era posible que no se supiera acerca de esta situación. Pero ahora, incluso al prescribir cualquier antiretroviral a un enfermo con SIDA o a una persona con pruebas positivas para el VIH, debe
recordarse que hay investigadores serios y responsables entre los que me cuento yo, que creemos que eso no sólo no mejora, sino que puede empeorar o inclusive generar el SIDA. De igual manera los programas y campañas actuales de prevención
del SIDA, basados fundamentalmente en el mal denominado "sexo seguro", con distribución indiscriminada y generalizada de condones, no sólo no han logrado disminuir las cifras del SIDA, sino que han promovido la promiscuidad, estilo de
vida tóxico que ayuda a degenerar el sistema inmunológico y agenerar el SIDA.

Igualmente, las campañas estadinenses de regalar geringas "limpias" ("sin VIH") a los drogadictos, además de ayudar a diseminar el SIDA, estimulan la drogadicción y por ende el tráfico de drogas. Todas las drogas sicoactivas que
se introducen al cuerpo humano, son inmunotóxicos potentes.


"Sugiero crear grupos de estudio a todo nivel"

A los grupos que se nombren para estudiar este debate sobre la causa del SIDA, les sugiero ponerse en comunicación con las personas de la Asociación Colombiana para el Replanteamiento Científico de la Etiología del SIDA, TOXISIDA, quienes podrán colaborar en la consecusión de libros y documentos.

Los mejores argumentos científicos en contra del SIDA como enfermedad infecciosa y a favor de que este sea un sindrome tóxico nutricional, los pueden encontrar en las siguientes referencias que se encuentran todas en la Biblioteca Central
de la Universidad de Antioquia (yo personalmente llevé y doné los libros editados por el grupo este año, en mi reciente visita a Colombia):

ALFONSO HS. El Gran Fiasco: El SIDA no es Causado por el VIH. Prestigio Editorial Colombiana. Distribucion Universidad Metropolitana. Barranquilla, 1996: 177.

DUESBERG PH. Retroviruses as Carcinogens and Pathogens: Expectations and Reality. Cancer Research 47:1199 1220, 1987.
DUESBERG PH. AIDS Epidemiology: Inconsistencies with Human Immunodeficiency Virus and with Infectious Disease. Proc Natl Acad Sci USA 88:1575 1579, 1991.
DUESBERG PH. AIDS Acquired by Drug Consumption and other Noncontagious Risk Factors. Pharmacology and Therapeutics 55:201 277, 1992.
DUESBERG PH. AIDS: Virus or Drug Induced ?. Dordrecht: Kluwer Academic Publishers, 1996: 358.
DUESBERG PH. Infectious AIDS; Have we Been Misled ?. Berkeley, CA: North Atlantic Books, 1996: 582.
DUESBERG PH. Inventing the AIDS Virus. Forword by Nobel Laureate Kary Mullis. Washington DC: Regnery Publishing, Inc. 1996: 722.

GIRALDO RA. AIDS and Stressors I: Worldwide Rise of Immunological Stressors. Presentado en EUROTOX, Praga, agosto de 1995. Se adjunta copia.
GIRALDO RA. AIDS and Stressors II: A Proposal for the Pathogenesis of AIDS. Presentado en EUROTOX, Praga, agosto de 1995. Se adjunta copia.
GIRALDO RA. AIDS and Stressors III: A Proposal for the Natural History of AIDS. Presentado en EUROTOX, Praga, agosto de 1995. Se adjunta copia.
GIRALDO RA. AIDS and Stressors IV: The Real Meaning of HIV. Presentado en EUROTOX, Praga, agosto de 1995.
GIRALDO RA. Polémica Científica Internacional Acerca de la Causa del SIDA. Investigación y Educación en Enfermería. Universidad de Antioquia. 14:55 74,1996.
GIRALDO RA. Papel de Estresantes Inmunológicos en Inmunodeficiencia. IATREIA. Universidad de Antioquia. Aprobado para publicación durante 1997.

HODKINSON N. AIDS: The Failure of Contemporary Science. How a Virus that Never was Deceived the World. London: Fourth Estate, 1996: 420.

En el documento entregado durante mis conferencias en Colombia, así como en mis artículos, encontrarán un listado más completo de referencias, para facilitar la profundización en el estudio y discusión de la polémica acerca de la etiología del SIDA.


"Será un honor para mi poder discutir personalmente con ustedes"

Todos los que nos atrevemos a participar de esta discusion, lo hacemos a sabiendas de algunos sufrimientos transitorios, pero nos queda la inmensa satisfación de los beneficios que favorecerán a tantas personas que sufren hoy de SIDA, que están a riesgo de desarrollarlo o que padecen las consecuencias del error cometido acerca de su causa. Es pues obligación de todos los implicados directa o indirectamente en la problemática del SIDA, favorecer y estimular este
debate.

Además, sería un honor para mi poder discutir personalmente con ustedes mis puntos de vista sobre el SIDA, en el momento en que lo consideren oportuno. Mis puntos de vista son el resultado de treinta años de experiencia clínica,
académica e investigativa en enfermedades infecciosas.

Muy cordialmente,
Roberto A. Giraldo Molina, M.D.

SIDA: Un invento?

Si se descarta la existencia del VIH -y los argumentos para hacerlo son
enormemente sólidos-, es claro que eso llamado VIH no puede ser la causa del
sida. Entonces el sida carece de base biológica-patológica propia. Se trata de
una construcción intencionada que tiene muchas facetas. El sida es un invento
socio-político-económico-científico-médico-religioso-moral
ístico-mediático-racista destructivo que fue puesto en marcha en 1981. Se ha
explicado que el VIH no existe (Debate SIDA I); la catadura del Dr. Gallo,
campeón del VIH (Debate SIDA II), las reglas del juego del SIDA (Debate SIDA
III); que, de todas formas, sida y VIH serían dos cosas totalmente distintas
(Debate SIDA IV); y una explicación a partir de una nueva Biología de la
Evolución (Debate SIDA V). Son elementos para comprender de forma totalmente
distinta qué es «eso» llamado sida. Hoy vemos algunos datos acerca de su
invención.



Un invento destructivo.
El sida se creó, probablemente, para encubrir un experimento con homosexuales.
Lluís Botinas/Barcelona.
Lo que sigue está por confirmar, pues exige que más personas o asociaciones
profundicen en la investigación. Por lo tanto, no pasa de ser una hipótesis,
aunque la considere totalmente pausible. En todo caso, aquí queda sometida al
debate.
El sida es un invento socio-político-económico-científico-médico-religioso-moral
ístico-mediático-racista destructivo comenzado en 1981 en EE. UU. por iniciativa
del EIS (Servicio de Información Epidemiológica), dependiente de los CDC
(Centros de Control de Enfermedades) de Atlanta, EE. UU. La decisión tuvo que
ser tomada al máximo nivel político y gubernamental. Conviene recordar que el
entonces vicepresidente Bush, antes de ser director de la CIA había sido
presidente del potentísimo laboratorio Lilly, y es un hombre ligado a las
multinacionales farmacéuticas.
Pero, ¿por qué se inventó el sida en 1981? Una razón práctica fue la siguiente:
para tapar la muerte de miles de homosexuales americanos a quienes sus médicos
les estuvieron haciendo tomar el Bactrim-Septrim como preventivo ante las
enfermedades de transmisión sexual. El Septrim era y sigue siendo el medicamento
más potente de su género. Cuando, después de haberlo estado tomando durante
años, empezaban a caer en picado y había riesgo de un escándalo
científico-médico y de una avalancha de reclamaciones contra los médicos y los
laboratorios, se inventa el sida para tapar la masacre ocasionada por el
fármaco. Y, como miles de homosexuales iban a morir, el sida fue presentado
desde el primer día como inevitablemente mortal.
Queda pendiente por saber por qué, por primera vez en la historia de la
medicina, se recomendó tomar como profilácticos fármacos que, como todo médico
sabe, sólo deben administrarse durante siete, o como máximo, diez días. Una
posibilidad es que se fuese estableciendo espontáneamente la moda de tomar
Bactrim-Septrim para evitar infecciones.
Pero una hipótesis menos ingenua es la de que la moda fuese inducida como
componente de un experimento dirigido a comprobar el tiempo de aparición de
resistencias al Septrim. Y, ¿qué parte de la población sería más adecuada para
ello que los homosexuales, que tienen la característica de no reproducirse, con
lo que las consecuencias del ensayo no afectarían al conjunto de población
norteamericana ni a futuras generaciones?
Aún más: la otra gran arma de la medicina oficial son los nucleósidos análogos,
medicamentos que actúan en el núcleo de la célula impidiendo que ésta pueda
multiplicarse. De ahí que fuesen concebidos contra el cáncer. El AZT, elaborado
en 1964, fue el primero, pero la experimentación con animales mostró que era tan
tóxico que no llegó a aplicarse con personas. Sin embargo, y gracias al sida,
desde 1987 el AZT-Retrovir y desde 1994 el ddI-Videx, ddC-Hivid y otros, están
siendo experimentados con cientos de miles de personas. El terror creado en
torno al sida ha proporcionado a algunos responsables de sanidad y a algunos
laboratorios farmacéuticos un gran número de cobayas humanas gratuitas con las
que estudiar las consecuencias de la administración de estos productos.
Por escandaloso que esto pueda parecer, tiene sentido cuando se recuerda que,
probablemente, el problema más importante que tiene la medicina occidental
moderna es la resistencia microbiana a los medicamentos, que los laboratorios no
están encontrando nuevos tipos de antibióticos más potentes a pesar de los
muchos millones de dólares que dedican a ello contratando a los mejores
científicos, que no han aparecido nuevas familias de medicamentos después de las
mencionadas y que la principal obligación de centros como el EIS-CDC es
precisamente prever soluciones a problemas de salud pública. Luego quienes
tomaron las decisiones probablemente actuaron no sólo por intereses personales o
económicos sino por objetivos colectivos, patrióticos, de sanidad...
Que el invento del sida fue una operación de primera magnitud de las autoridades
norteamericanas queda confirmado por el hecho de que hayan dedicado más dinero a
la investigación sobre el sida desde 1981 que sobre el cáncer en su mucho más
larga historia, y ello a pesar de que el número de personas afectadas de cáncer
es enormemente mayor que el de «sida», que no pasa de ser una rareza médica,
aunque se siga hablando de epidemia, pandemia...



Una presentación reveladora: el SIDA como mortal.
El simple hecho de que el sida fuese introducido desde el primer momento como
algo necesariamente mortal muestra que se trató de un invento. La igualdad
sida=muerte fue establecida sin que hubiese prueba alguna de ello. Si realmente
un nuevo problema de salud hubiese surgido espontáneamente por el proceso
natural que fuese, una vez detectado se tendría que haber hecho un cuidadoso
seguimiento durante meses antes de observar si todas las personas infectadas
acababan o no muriendo, y entonces llegar quizá a la conclusión de que era
mortal.
Además, en toda verdadera epidemia se sabe que llegan al hospital los afectados
más débiles, pero que numerosos infectados se recuperan por sí solos. Luego los
posibles fatales desenlaces observados en los hospitalizados, no tendrían porqué
ser extendidos al resto.
Finalmente, la presión instauradora del invento sida fue tan fuerte que los
médicos implicados rompieron con la primera norma deontológica de todo médico
merecedor de tal nombre: dar esperanza a los enfermos, sea cual sea su
situación, y los «médicos del sida» se convirtieron en factor de muerte al
quitar sistemáticamente toda ilusión de vivir a las personas etiquetadas. Han
luchado contra las esperanzas que los crtíticos hemos transmitido, siempre en
función de los conocimientos que en cada momento teníamos. Las han tildado de
«falsas esperanzas» repitiendo que había que aceptar que el «sida es mortal».
La divisa hipocrática «Premum non nocere» («Lo primero, no dañar») fue
transformada en justamente su opuesto. Los «especialistas del sida» se
convirtieron en los ejecutores de la sentencia de muerte dictada por los CDC,
envenenándolos por partida doble: psicológicamente, alimentado el miedo, y
fisiológicamente, con los fármacos asesinos que administran los hospitales.


Inventar es hacer aparecer intencionadamente en la realidad algo que
anteriormente no existía en ella. Normalmente tan sólo se aplica a cuestiones
materiales o técnicas, e incluso en estos casos un invento es a menudo
presentado como simple descubrimiento. Pero también en el ámbito social es
posible la invención. Y el sida es un ejemplo de invento destructivo en el
subámbito científico-médico. O mejor, pseudocientífico-pseudomédico.
El sida es tantas veces «primera vez» en tan distintos aspectos que este solo
hecho ya debería haber llamado la atención crítica que lo cuestione a fondo. Los
especialistas de distintas ramas de la ciencia (biólogos celulares, genetistas,
microbiólogos, biólogos moleculares, inmunólogos, bioquímicos, etc.) podrían
contribuir a precisar qué hipótesis erróneas y qué experimentos y valoraciones
equivocadas subyacen en la versión oficial VIH=sida.



Demasiadas «primera vez».
¿Cómo ha podido pasar inadvertida tanta tergiversación en torno al sida?.
Barcelona/Lluís Botinas.-He aquí brevemente enunciados algunas de las
innovaciones parciales que subyacen en la construcción sida. Es importante
tenerlos presentes en el transcurso del debate.
El sida inaugura la era de la ciencia a base de conferencias de prensa. Todo
lo importante en su historia y evolución ha sido dado a conocer en
multitudinarias ruedas intencionales de prensa, con lo que se han convertido
en verdades sociales sin que hubiese pruebas científicas.
Por primera vez, los medios de comunicación han ido por delante de las
revistas científicas. Las falsedades aceptadas como «verdades sociales» se han
convertido en «verdades científicas y médicas». Por ejemplo, hasta ahora a
nadie se le ocurría pedir las pruebas de la existencia del VIH, porque se
habían dado por sentadas.
«Síndrome» deja de significar «conjunto de síntomas y signos que existen a un
tiempo y definen clínicamente un estado morboso determinado», para significar
«conjunto de enfermedades todas ellas ya previamente existentes y estudiadas».

Se cambia sucesivamente varias veces la definición de esta «nueva enfermedad»
incluyendo en ella cada vez un número mayor de enfermedades, con lo que cada
vez más enfermos de más enfermedades quedan rebautizados con el nuevo nombre.
Se presentan unos test como fiables al ciento por ciento. Todos los biólogos y
muchos otros científicos saben que esto es imposible. Pero, por ahora,
callan...
Se condena a muerte a las personas asintomáticas etiquetadas como
«seropositvas», y a las ya enfermas que son reetiquetadas como «casos de
sida».
Se introduce el «síndrome de Estocolmo»: ahora que los secuestradores suavizan
algo la condena a muerte, la mayoría de personas etiquetadas, atemorizadas y
envenenadas reacciona besando las manos a sus torturadores y les agradecen los
venenos recibidos.
Epidemia deja de significar «a través del pueblo (epi-demus)» para pasar a
significar manipulación de cuadros clínicos, de casos, de estadísticas, etc.
Como casi nadie conoce personalmente «etiquetados», se manipula la muerte de
Rock Hudson, y luego de otros ricos y famosos, para llevar el miedo a la
supuesta «epidemia» a toda la población.
Una supuesta epidemia tendría su causa en un supuesto virus procedente de un
subcontinente (África subsahariana) en el que no había casos antes de empezar
en otro subcontinente (EE. UU.), del que años después regresa al primero para
causar ahí la inmensa mayoría de «casos de sida».
Se utiliza casi siempre la gráfica de casos acumulados, con lo que
fraudulentamente se crea la impresión de que «la epidemia sigue avanzando»,
pues aunque en un año se registren menos casos que en el anterior, el número
total acumulado seguirá creciendo.
Se considera que tener anticuerpos a un supuesto microorganismo no sólo no es
bueno porque se está protegido (precisamente en generar anticuerpos se basan
las vacunas), y no sólo no es malo, sino que es mortal.
Se busca generar en toda la población (mediante una vacuna que,
afortunadamente, aún no ha habido ninguna empresa farmacéutica que, por los
trucos que sean, haya logrado hacerla reconocer) los mismos supuestos
«anticuerpos específicos» cuya supuesta detección por unos test-chapuza
convierte oficialmente en un «condenado a muerte».
Se cambia radicalmente de modo explicativo: en enero del 1995, «eso» llamado
VIH deja de ser un lentivirus prácticamente indetectable y se convierte en un
«virus a toda velocidad» que se encuentra en todas partes. Y, al parecer,
todas las comunidades científica y médica internacionales archivan lo que han
dicho durante once años y pasan a repetir lo que afirma el nuevo líder del
sida (Dr. David Ho).
El VIH, supuesto causante del sida, no cumple los criterios (postulados de
Koch, etc.) acumulados por la ciencia oficial durante décadas para
responsabilizar a determinado microorganismo de determinada enfermedad.
Por estas dos y muchas otras razones, el «VIH» es un virus único. En efecto, a
un virus que no existe se le pueden adjudicar todo tipo de capacidades únicas.
Y, ciertamente, es el único del que viven tantos, aunque sea a costa de la
muerte de terceros...
Aunque no sea la primera vez que se ha envenenado a los enfermos (por ejemplo,
con mercurio en el cuadro de la sífilis) sí es la primera en que se hace por
triplicado. En efecto, se empieza a matar a los etiquetados primero
quitándoles toda esperanza de vida y a continuación se les remata
envenenádolos tres veces:
Psicológica, emotiva, anímica y socialmente, por medio de unos test-chapuza
que condenan a muerte;
Con unos supuestos antivirales que son tendencialmente mortales a medio
plazo;
Con unos supuestos preventivos que también son tendencialmente mortales a
medio plazo.
Se inventa una supuesta nueva enfermedad, y posteriormente una supuesta causa,
para tapar los muertos de un mal uso o de un ensayo con el Bactrim-Septrim en
homosexuales estadounidenses.
Y más. La pregunta que surge es: Ante tanta «primera vez», ¿cómo se explica la
escasa reacción crítica, en particular entre los científicos y médicos no
implicados directamente en el «fenómeno sida»?.

Puesto que el miedo es el principal factor de inmunodeficiencia y de muerte,
bienvenida sea cualquier noticia que ayude a suavizar el pánico que desde 1981
impusieron los inventores del sida. Pero hay buenas noticias auténticas, como,
por ejemplo, que el VIH no existe y que, en consecuencia, sería posible
desmontar el sida en poco tiempo si de veras se desease hacerlo; o que hay
varios grupos de vencedores del sida de distinto tipo, incluido terminales
recuperados. Y hay otras noticias aparecidas como buenas, pero que en realidad
no son sino fruto del márqueting de las multinacionales farmacéuticas, que se
están repartiendo «el mercado del sida» y, desgraciadamente, lo están ampliando
al de la hepatitis y otros. Y son muestra del servilismo que, por ahora, tienen
la inmensa mayoría de medios de comunicación hacia el establishment del sida.
Veamos un ejemplo.


¿Ciencia, o relaciones públicas?.
Cómo se cocina una «noticia esperanzadora» que en realidad es publicidad
encubierta.
Barcelona/Lluís Botinas.-La Vanguardia del 8 de mayo de 1997 sacó, bajo su
cabecera y a toda plana, el titular «Tres fármacos juntos pueden eliminar el
sida de la sangre». Inmediatamente llama la atención que pueda haber tal
confusión y que aparezca la palabra «sida» en vez de «VIH» o de «virus del
sida».
Ya puede uno preguntarse. ¿Incompetencia o manipulación?. Y quien sepa lo
estudiada que está cada palabra de toda primera página de un periódico se apunta
a la segunda alternativa. Poner «sida» en vez de «VIH» refuerza la superstición
establecida de que el supuesto VIH existe y es la causa de «eso» llamado sida.
Y La Vanguardia completó toda la mitad superior de su primera página con una
foto de quien se quiere hacer popular, el Dr. Ho, y con un texto que incluye las
frases: «Uno de dichos estudios ha concluido que una combinación de tres
potentes fármacos contra el virus del sida durante un periodo de entre 28 a 37
meses es capaz de erradicar totalmente el virus de la sangre. El experimento se
ha realizado en el (...) Aaron Diamond de Nueva York, bajo la dirección del Dr.
Ho, a quien la revista «Time» destacó el año pasado como hombre del año. El
artículo científico en el que se detallan los resultados del trabajo se publica
hoy en «Nature» (...)».
Cualquiera que lea estas frases llega a la conclusión de que dicho doctor ha
estado administrando en dicho centro durante 28 a 37 meses dichos fármacos, y se
ha llegado a la observación final de que se ha erradicado totalmente el virus en
la sangre. Quien ya sabe que el VIH no existe no puede sino sonreír amargamente
ante este tipo de noticias de ciencia-ficción, y sentirse estafado. Pero también
se sentirá engañado quien, creyendo en la existencia y en la causalidad del VIH
lea la página 25, dedicada toda ella a la misma noticia (a la que también se
consagró la página 24 del día siguiente). Entre la primera y la segunda de las
frases citadas aparece que «El estudio se ha basado en el seguimiento de ocho
pacientes durante veinte semanas y en estimaciones de su evolución futura a
partir de un modelo matemático». O sea que no se están haciendo públicos los
resultados de un seguimiento de 28 a 37 meses, sino los de tan sólo 20
semanas... extrapolados a continuación por medio de un modelo matemático. La
cosa es tan inconcebible que el propio periodista añade (por aclarar si
consciente o inconscientemente) a continuación: «Se trata de una metodología
aceptada internacionalmente sobre el sida». ¡He aquí otra «primera vez» de la
pseudociencia del sida!.
Quien decide profundizar la noticia tan extensamente presentada por La
Vanguardia se dirige a las bibliotecas de la Facultad de Medicina o de Biología
o del Hospital más cercano para obtener «el artículo científico que se publica
hoy en «Nature»». Se encuentra con la respuesta compasiva de la bibliotecaria.
«Tardamos varios días en recibir el nuevo número».
La pregunta que surge es: «¿Qué hace que La Vanguardia pueda publicar el jueves
un extenso artículo sobre algo que aún no había sido publicado en «Nature» y que
hasta el lunes no estaba disponible en las bibliotecas especializadas?».
Dos pistas. Una: Al revisar un ejemplar de tan influyente revista, uno se
encuentra con que contiene unas noventa páginas en tinta negra de texto
llamémosle científico, por unas veinte páginas a colores de publicidad de
fábricas de medicamentos o de tests o de instrumentos, y por unas cuarenta
también en negro de ofertas de trabajo o de becas por parte de laboratorios o
facultades o... Otra: luengos años tiene ya la costumbre de los «Press release»:
las empresas farmacéuticas envían anticipadamente a los medios de comunicación
resúmenes de los artículos que van a aparecer. No suelen enviar el texto
completo, ya que ello exigiría un esfuerzo que muchos periodistas no harían y,
además, abriría el riesgo de que algunos que sí lo hiciesen, no llegaran a las
conclusiones deseadas.
Así, un periodista crítico podría preguntarse, por ejemplo, acerca del modelo
usado por el Dr. Ho. Aún ignorando que matemáticos como el Dr. Lang (miembro de
la Academia de Ciencias de los EE. UU.) o como el australiano Dr. Craddox lo han
descalificado totalmente, podría darse cuenta de que entre las distintas
variables que incluye el Dr. Ho no hay ninguna que haga referencia a los
llamados efectos secundarios (en realidad, principales) de los cócteles que
administra.
Al Dr. Ho no parece habérsele ocurrido que los destrozos que un cuerpo pueda
soportar durante veinte semanas quizá no pueda aguantarlos durante 28 a 37
meses...
Todo esto y más (como que el Dr. Ho fuese proclamado hombre del año por «Time»),
nos indica que estas noticias son resultado de la actividad de «oficinas de
relaciones públicas»...


Pruebas.
DIARIO 16 convocó un premio de un millón de pesetas a quien presente pruebas irrefutables de que el VIH existe. Además, convocó un accésit de 250.000 pesetas a quien traiga pruebas irrefutables de que el VIH es la causa del sida. A la cantidad del premio se sumarían las 750.000 pesetas otorgadas por la asociación C.O.B.R.A., 1.000 libras esterlinas por la revista inglesa «Continuum» y 1.000
marcos por la asociación alemana MUM. A la cantidad del accésit, 250.000 por la asociación C.O.B.R.A.

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